El Papa llama a la paz y la escenifica él mismo con la bendición de un niño en la plaza de san Pedro
León XIV se ha detenido entre un grupo de americanos y chinos para bendecir a un bebé. Minutos después ha recordado que «en un mundo dividido por el odio y la guerra, estamos llamados a sembrar la esperanza y construir la paz»
El Papa ha pronunciado su primera catequesis durante la audiencia general de los miércoles, pero antes de su alocución ha querido circular con el papamóvil por toda la plaza de san Pedro. Ha recorrido todos los pasillos, saludando y, sobre todo, bendiciendo a los fieles. Las únicas paradas que ha hecho han sido, exclusivamente, para bendecir a algún niño que sus colaboradores le acercaban. A los pequeños, el Papa no los besaba, sino que les hacía la señal de la cruz en la frente.
Curiosamente el primer niño que le han acercado ha sido una niña, ataviada con su lazo, que ha logrado detener el papamóvil justo delante de un grupo de fieles con la bandera de Estados Unidos. Enfrente de ellos, otros fieles saludaban al Pontífice agitando con nerviosismo unas pequeñas banderas de China. Una escena —americanos y chinos juntos—, muy alejada de la realidad política de gran escala —con ambos países enfrentados en una guerra arancelaria—, pero que hace referencia a la construcción de puentes en la que León XIV está insistiendo desde el inicio de su pontificado.
Construir la paz
Terminado el periplo, ya durante su alocución —al final de ella, durante el saludo en los distintos idiomas a los peregrinos—, el Pontífice ha clamado contra la violencia y vuelto ha insistir en la paz. «En un mundo dividido por el odio y la guerra, estamos llamados a sembrar la esperanza y construir la paz», ha señalado el Santo Padre.
Pero su mensaje no son palabras vacías, sino que está sustentado sobre sus propia experiencia en estos primeros días de pontificado. Él mismo está tratando de construir la paz, por ejemplo, en Ucrania. Cabe recordar que el pasado fin de semana León XIV recibió al presidente del país, Volodímir Zelenski, al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y que también ofreció el Vaticano para que los enemigos puedan sentarse juntos y mirarse a los ojos.
Ucrania, sin embargo, no ha sido el único enclave en guerra que ha citado el Papa. «Es preocupante la situación en la Franja de Gaza. Repito mi petición para que se deja pasar la ayuda humanitaria y cese la guerra y se asista a los niños, los ancianos y los enfermos», ha dicho el Pontífice.
Dios habla en cualquier situación
Previamente, en su primera catequesis, en la que ha seguido con el ciclo de catequesis jubilares sobre Jesucristo, nuestra esperanza iniciado por el Papa Francisco, el Pontífice ha reflexionado a partir de la parábola del sembrador, en la que ha invitado a los fieles a preguntarse: «¿dónde estoy yo en esta historia? ¿Qué dice esta imagen a mi vida?»
Durante sus discurso, León XIV ha destacado que «cada palabra del Evangelio es como una semilla que se arroja al terreno de nuestra vida» y que «la palabra de Jesús es para todos, pero actúa en cada uno de manera diferente».
Asimismo, ha señalado que el sembrador arroja las semillas «incluso donde es improbable que dé fruto: en el camino, entre las piedras, entre los espinos». En este sentido, el Papa ha explicado que Dios esparce su palabra «en cualquier situación en la que nos encontremos: a veces somos más superficiales y distraídos, a veces nos dejamos llevar por el entusiasmo, a veces estamos agobiados por las preocupación de la vida, pero también hay momentos en los que estamos disponibles y acogedores».
Asimismo, según el Santo Padre, la imagen del sembrador tirando las semillas a cualquier lado contrasta con nuestra propia realidad. Nosotros «estamos acostumbrados a calcular las cosas —y a veces es necesario—, pero esto no vale en el amor», ha clamado al mismo tiempo que ha asegurado que «él nos ama así: no espera a que seamos el mejor terreno».

Durante la audiencia el Papa se ha detenido un momento a hablar del cuado El sembrador al atardecer, de Van Gogh. León XIV ha dicho que «esa imagen del sembrador bajo el sol abrasador me habla también del esfuerzo del campesino. Y me llama la atención que, detrás del sembrador, Van Gogh haya representado el trigo ya maduro. Me parece una imagen de esperanza: de una forma u otra, la semilla ha dado fruto. No sabemos muy bien cómo, pero es así. En el centro de la escena, sin embargo, no está el sembrador, que está a un lado, sino que todo el cuadro está dominado por la imagen del sol, tal vez para recordarnos que es Dios quien mueve la historia, aunque a veces nos parezca ausente o lejano. Es el sol que calienta la tierra y hace madurar la semilla».