El Papa, a los religiosos españoles: «No se trata de ser héroes, sino de estar con los que sufren»
Francisco ha enviado un mensaje con motivo de la XXV Asamblea General de la CONFER. La presidenta Mariña Ríos, en su discurso de apertura: «El futuro que Dios nos regala no es solo para nosotros, es un futuro para este mundo»
La Conferencia Española de Religiosos (CONFER) celebra estos días su asamblea general –se dan cita los superiores y superioras religiosos de nuestro país–. Lo hace de manera especial pues se cumplen 25 años desde que se unieron las conferencias masculina y femenina. Momento en el que se ha querido hacer presente el Papa Francisco con un mensaje en el que invita a la vida consagrada de nuestro país a ser signo de esperanza en la sociedad de hoy. «La vida consagrada camina en santidad. Como religiosos debemos obsesionarnos, desgastarnos y cansarnos viviendo las obras de misericordia, que son el programa de nuestra vida . No se trata de ser héroes ni de presentarnos a los demás como modelos, sino de estar con los que sufren, acompañar, buscar con otros caminos alternativos, conscientes de nuestra pobreza, pero también con la confianza puesta en el Señor y en su amor sin límites», apunta en la misiva.
Invitó a los religiosos y religiosas a salir de sus esquemas y comodidades para estar cerca de las situaciones humanas de sufrimiento y desesperanza que esperan la luz del Evangelio. Porque, continúo, «la realidad que nos toca vivir requiere respuestas y decisiones audaces. Los tiempos han cambiado y nuestras respuestas deben ser distintas». Y añadió: «Os animo a dar respuesta tanto a situaciones estructurales que requieren nuevas formas de organización, como a la necesidad de salir y buscar nuevas presencias para ser fieles al Evangelio y cauces del amor de Dios. La vida de oración, el encuentro personal con Jesucristo, el discernimiento comunitario, el diálogo con el obispo han de ser prioritarios a la hora de tomar decisiones».
Con todo, y siendo consciente de las dificultades de esta opción de vida con la disminución de vocaciones y el envejecimiento de sus miembros, los problemas de económicos, el reto de la globalización, la marginación y la irrelevancia social, les dijo: «En estas circunstancias se eleva nuestra esperanza en el Señor, el único que nos puede socorrer y salvar. Esta esperanza nos lleva a pedir al Señor que mande trabajadores a su mies, y a trabajar en la evangelización de los jóvenes para que se abran a la llamada del Señor». Se detuvo especialmente en la cuestión de la juventud para decir que estar cerca de ellos y contagiarlos con la alegría del Evangelio y la pertenencia a Cristo «es un gran desafío».
El discurso de la presidenta
Por su parte, en el discurso de apertura de la asamblea, la presidenta de CONFER, Mariña Ríos, incidió en algunas de las cuestiones que ya sugería en su mensaje el Papa Francisco. Se centró fundamentalmente en la esperanza con la que la vida religiosa quiere mirar el futuro, pero también «enraizados en el presente y agradecidos por el camino recorrido hasta aquí». No negó las dificultades y limitaciones –disminución numérica, aumento de la media de edad…–, pero matizó que su esperanza no se basa en número o en obras, sino en Jesucristo. «Ahí mismo, esta realidad difícil, compleja, con limitaciones… nos adentra en el misterio del Dios de la historia y, vivida desde Él, nos abre a posibilidades nuevas que nos han hecho y nos hacen crecer en humildad, verdad, fraternidad, comunión eclesial; que nos hacen desplegar la creatividad evangélica que nos lleva a dar respuestas nuevas a las necesidades de nuestro mundo y a gestar proyectos comunes que hablan de entrega hasta el final», añadió.
Y concluyó: «Es Dios mismo quien nos dará un futuro lleno de esperanza; nosotros no lo podemos dar, es don gratuito de Dios. Si hacemos memoria, encontramos en nuestra historia, tejida de fidelidad a Dios, esas señales que nos invitan a confiar en que Él sigue y seguirá contando con nosotros para caminar. Un futuro que Dios nos regala pero que no es solo para nosotros, que no es pequeño ni raquítico, que no nos cierra… es un futuro para este mundo, para tantos hermanos y hermanas que sufren; por ahí camina nuestra esperanza: que el futuro de este mundo sea cada vez más el futuro que Dios quiere para sus hijas e hijos».
En el inicio de la asamblea se hicieron presentes el nuncio de Su Santidad en España, Renzo Frattini, así como el presidente de la Comisión de Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo de Málaga, Jesús Catalá.