El auténtico poder, sacro, de la Iglesia, según el Concilio Vaticano II: Para salvar al hombre - Alfa y Omega

El auténtico poder, sacro, de la Iglesia, según el Concilio Vaticano II: Para salvar al hombre

El cardenal arzobispo de Madrid inaugura hoy el Congreso A los 50 años del Concilio Vaticano II (1962-2012), organizado por las Facultades de Teología de España y Portugal, y que tiene lugar, hasta el sábado próximo, en la Universidad Pontificia de Salamanca. Precisamente sobre El Concilio Vaticano II a 50 años vista, el cardenal Antonio María Rouco Varela pronunció recientemente una conferencia, en la Embajada española ante la Santa Sede, de la que ofrecemos, en extracto, lo esencial:

Redacción
Los Padres conciliares, con su Cabeza, el Papa Juan XXIII, entran en la basílica vaticana para la Misa inaugural del Vaticano II.

El Vaticano II fue una sorpresa relativa. El Beato Juan XXIII confiesa que recibió como un impulso del Espíritu Santo para su convocatoria, aunque la memoria del Vaticano I y de su no conclusión permaneciese viva en el pontificado de Pío XII. Sin embargo, se ve que la providencia de Dios estaba llevando a la Iglesia a un Concilio verdaderamente nuevo. Emergía claramente un tema central: la Iglesia. Habría que tratar de la Iglesia desde el punto de vista de su vida interna y su relación con el hombre y el mundo. Surge pronto la cuestión decisiva de la relación entre Primado y Episcopado, que no le había dado tiempo a estudiar a los Padres del Concilio Vaticano I.

El Concilio de Trento había aclarado algo muy básico: el Episcopado era de derecho divino. No se podía organizar la Iglesia sólo en torno al principio teológico del primado del Romano Pontífice; pero tampoco, naturalmente, se podía pensar sin él. Era preciso admitir y afirmar dos elementos fundamentales, constituyendo jerárquicamente la Iglesia: el primado del Romano Pontífice y el episcopado. Ambos venían y procedían de la voluntad del Señor como continuación del Colegio de los Doce con su Cabeza: Pedro. Se trataba de una verdad de fe clara: ¡indiscutible!

Desde Pentecostés

La cuestión se planteará en las deliberaciones del Concilio Vaticano II del modo siguiente: ¿quién es el sujeto de la autoridad suprema de la Iglesia? ¿El Papa solo? ¿El Colegio de los obispos sin el Papa? ¿El Colegio sólo con el Papa? La cuestión de fondo quedó definitivamente resuelta: los obispos forman un Colegio con una Cabeza que es el Papa. El Papa es simultáneamente miembro y cabeza del Colegio, en cuanto sucesor de Pedro, el primer obispo de Roma. Su posición eclesiológica es única: es el Cabeza del Colegio de los obispos, Sucesores de los Apóstoles, como fue Pedro del de los Doce. Su autoridad es plena y suprema: no conoce superior canónico; y no depende del consentimiento de los otros obispos.

El Concilio de Trento había abierto, por otra parte, la cuestión del origen de la potestas propia del obispo: ¿cuál es el origen de su oficio y facultades? El Vaticano II la despejará definitivamente: ¡un origen sacramental! El sacramento del Orden, a través del cual se hace presente el envío-mandato del Señor a los Apóstoles de anunciar al mundo la Buena Nueva, constituye su fundamento. La sucesión apostólica se transmite sacramentalmente: ¡es un sacramento!, a través del cual se confieren y reciben los oficios de enseñar, de santificar y de regir.

La relación viva entre el Romano Pontífice y los obispos viene penetrada por una especie de corriente teológica, profundamente espiritual y pastoral, que fluye desde Pentecostés y que ha corrido por los siglos y seguirá corriendo, manteniéndose siempre clara y operante en la conciencia de la Iglesia; por ejemplo, a través de la consagración de los obispos. Un obispo solo no puede consagrar a otro obispo. Ha de hacerlo siempre con otros obispos; por lo menos, con dos más. Se pone así de relieve cómo la Iglesia ha vivido y visto, desde su origen, lo que fue realidad en el Colegio de los Doce: la relación de profunda fraternidad y de conexión íntima con el Señor y de orgánica y jerárquica vinculación con Pedro, su Cabeza visible. En cambio, el Papa no es consagrado; una vez elegido y aceptada por él la elección, ya es Papa por ser el obispo de Roma, el sucesor de Pedro, Cabeza del Colegio de los Apóstoles. No se trata de un acto sacramental, sino de una acción canónica. Queda constituido, por derecho divino positivo, automáticamente, como pastor de la Iglesia universal en la plenitud de la potestas sacra, no dependiente de la potestas de los obispos.

¿La Iglesia es democrática?

Si se considera lo expuesto, se puede entender que, para comprender la constitución de la Iglesia, no sirven los esquemas de la concepción del Estado. ¿La Iglesia es democrática? Su constitución y su derecho constitucional son absolutamente originales, y no se pueden captar y mucho menos comprender ni con criterios del Derecho político positivo (el que sea), ni del Derecho político en sus fundamentos pre-políticos. En la tentación de hacer esta comparación, se ha caído múltiple y variadamente, en los años del postconcilio. En el Concilio Vaticano II nunca se habló de poder en la Iglesia, sin más; siempre se añadió el adjetivo sacro, para significar que no es un poder como el del mundo, ni es de este mundo, ni para hacer mundo, sino para hacer pueblo de Dios y para salvar al hombre.

El Vaticano II nos ha facilitado un bello recurso: la Iglesia como Misterio de comunión, de comunión jerárquica, cuyo acto más expresivo de lo que ella es y hace ocurre en la Eucaristía. En la Comunión eucarística es donde la Iglesia muestra profundamente lo que es y, por supuesto, desde donde se puede comprender adecuada y fructuosamente la relación entre Primado y colegialidad episcopal.

A los 50 años del Concilio Vaticano II

El Congreso A los 50 años del Concilio Vaticano II (1962-2012), que tiene lugar, del 15 al 17 de noviembre, en la Universidad Pontificia de Salamanca, contará con la presencia del cardenal Walter Kasper, monseñor Luis Ladaria, monseñor Jean Louis Bruguès, monseñor Ricardo Blázquez, monseñor Adolfo González Montes y monseñor Renzo Fratini, Nuncio en España. Junto a ellos, intervendrán, entre otros, los profesores Javier Prades, José Luis Gutiérrez, Santiago del Cura y Salvador Pie i Ninot. Más información: www.upsa.es.