Egipto: la democracia tendrá que esperar - Alfa y Omega

Egipto: la democracia tendrá que esperar

Ricardo Benjumea

Egipto celebra, el sábado, un referéndum sobre la nueva Constitución en un clima de máxima tensión. Los cristianos –un 10 % de la población– están posicionados junto a la oposición liberal y moderada. El padre Rafiq Greiche, portavoz de la Iglesia católica, ha denunciado que las «actitudes dictatoriales de Mursi», el presidente, ponen a Egipto «en grave peligro». La nueva Constitución abre la puerta a una mayor discriminación contra los cristianos, pero también supone un retroceso en los derechos de la mujer, y plantea serias amenazas a grupos como el de las personas homosexuales, se denuncia desde la Iglesia.

Católicos y ortodoxos actúan coordinados. El papa Tawadros II rechazó participar, el pasado sábado, en un encuentro, en el que el presidente Mursi claramente buscaba legitimarse con personalidades ajenas al islamismo político. El 17 de noviembre, los diputados cristianos se retiraron de la Asamblea Constituyente, junto a los liberales, ante el sesgo radical de la ley fundamental, promovida por los Hermanos Musulmanes junto a los salafistas. Desde este último bando, se deslizan amenazas contra los cristianos. «Si se sitúan frente a la legitimidad, emplearemos una violencia extrema», advierte Mohammed Abu Samra, secretario general del partido Construcción y Desarrollo, de la coalición salafista. Un célebre telepredicador, Abdullah Badr, acusa a los cristianos de ser los instigadores de las protestas contra Mursi. «Si le tocan un pelo, les arrancaremos los ojos».

La Universidad de Al Azhar, la principal institución sunita, ha dirigido mensajes al diálogo y a la unidad nacional. Tras el jeque de Al Azhar, se considera segunda autoridad musulmana al muftí de Egipto, Ali Gomaa, que ha desautorizado a los islamistas, pidiendo alejar el Islam de la política, ya que eso «corrompe la religión». En cuanto al ejército, parece haber llegado a un pacto con los islamistas, a cambio de mantener sus privilegios.

El jesuita egipcio Samir Khalil Samir, gran experto en la región, ve inevitable la hegemonía islamista en el futuro próximo, en el mundo árabe en general, y en Egipto en particular. Tras las dictaduras militares –ha escrito en AsiaNews–, llega el momento de las dictaduras musulmanas. Pero eso es un arma de doble filo, ya que, ahora, los islamistas tendrán que demostrar que son capaces de mejorar el nivel de vida de la población, lo que puede terminar allanando el camino a una democracia digna de ese nombre. Un hecho esperanzador, a su juicio, es «la reacción de jóvenes y mayores al poder absoluto de Mursi». Y afirma: «El drama actual de Egipto –y de Oriente Medio– es que todo el mundo quiere democracia, pero nadie sabe lo que es». Ahora toca «empezar a trabajar, preparando el terreno para la democracia, de entrada, combatiendo la iliteracidad».