En estos días, al mismo tiempo que se alegran al ver a sus niños hacer la Primera Comunión, muchos catequistas se preguntan: «¿Volverán a aparecer por la parroquia?». Desgraciadamente, muchos niños se olvidan de Jesús después de recibirle por primera vez. Esto no debería ser así, explica Carlos Aguilar, el responsable de Catequesis de la diócesis de Madrid. La catequesis, dice, no está para llegar al día de la Primera Comunión, «ir a Misa, ponernos guapos y que nos den regalos. Hacemos la Primera Comunión para comenzar el camino de nuestra vida cristiana. Jesús nos ha invitado a caminar con Él y a estar con Él. Este camino dura toda la vida, y Jesús nos da su Cuerpo y Sangre como alimento» para que tengamos fuerzas. Por eso, hacer la Primera Comunión es «una etapa importante y necesaria», pero el camino sigue.
De hecho, nos explica que no se debería hablar de catequesis de Primera Comunión, ni tampoco de catequesis de post-comunión. «Se trata de poner los cimientos para la vida cristiana. Eso se llama iniciación cristiana, y la Primera Comunión no es más que una fase de este proceso. En Madrid, intentamos que se haga una catequesis que dure desde los seis hasta los once o doce años. La catequesis no es un tren del que te bajas cuando llegas a la Comunión». Además, en este camino, no vale sólo con ir a catequesis, sino que «hace falta también participar en la vida cristiana, en la Misa de los domingos».