Cuaresma de los refugiados - Alfa y Omega

Nuestros hermanos refugiados iraquíes son cristianos católicos de rito caldeo y siriaco, y cristianos ortodoxos de rito siriaco. Nosotros, cristianos de rito latino, iniciamos nuestro tiempo de Cuaresma el miércoles 17 de febrero, pero los caldeos lo comenzaron el 14, lunes de la séptima semana antes de Pascua, y lo terminan el viernes antes del Domingo de Ramos. Los cristianos ortodoxos, por su parte, acaban de comenzar su Cuaresma el lunes 15 de marzo y la terminarán el viernes antes de su Domingo de Ramos. Celebrarán la Pascua una semana después, el domingo 2 de mayo.

Esta diferencia de fechas se debe al hecho de que la Iglesia católica de rito latino sigue el calendario gregoriano, mientras que la Iglesia ortodoxa y algunas iglesias orientales católicas siguen el calendario juliano. Algunos años la diferencia es de pocos días. Otros, como este, es de un mes.

Sin embargo todos viven el ayuno de forma muy parecida. Ayunan y se abstienen de carne, huevos y todos los derivado lácteos. El ayuno puede ser desde la medianoche hasta las cinco de la tarde, o desde la oración de la tarde hasta las cinco. Cada uno es libre de hacerlo como crea mejor o como pueda.

En Turquía están aún con el lockdown (confinamiento) duro, y la gente no puede salir a la calle después de las seis de la tarde. Los fines de semana, desde el viernes a las seis de la tarde hasta el lunes a las seis de la mañana, nadie puede circular por la calles, al menos en nuestra zona de Anatolia. Además, los mayores de 65 años, de lunes a viernes pueden salir solo desde las once de la mañana a la una de la tarde. Por esta razón, los refugiados cristianos de nuestra zona tienen que vivir este tiempo de Cuaresma y Semana Santa igual que como vivieron las celebraciones de Navidad, a través de internet. Las familias se reúnen delante del ordenador a la hora en que se está celebrando en Irak o en Turquía en lengua árabe, y juntos participan en las oraciones.

Les cuesta vivir sin la Eucaristía, sin la posibilidad de celebrar juntos como comunidad, pero lo hacen con mucha fe y esperanza, sabiendo que no están solos y que Jesús camina con ellos.