«Concédenos la santa borrachera del Espíritu» - Alfa y Omega

«Concédenos la santa borrachera del Espíritu»

Ha sido uno de los eventos más festivos de este pontificado: cincuenta y dos mil personas de la Renovación Carismática Católica, procedentes de 55 países, rezaron y cantaron con el Papa Francisco en el Estadio Olímpico de Roma, testigo de los más importantes partidos de fútbol disputados en la historia de Italia

Jesús Colina. Roma
El Papa Francisco canta con los miembros de la Renovación Carismática católica, en su encuentro, el pasado domingo

Fue un evento sin precedentes con el que el Papa ha querido mostrar la renovación que traen a la Iglesia los movimientos en general, y la Renovación Carismática en particular, corriente espiritual surgida en 1967 para redescubrir el papel del Espíritu Santo (en ocasiones, el gran desconocido) en la vida de cada cristiano. Se trata de uno de los movimientos más extendidos hoy en la Iglesia, particularmente en Iberoamérica.

Más allá de la escuela de samba

En su discurso, el Santo Padre confesó que, en los primeros años de la llegada de la Renovación Carismática a Buenos Aires, a él no le gustaban estos carismáticos. «Yo les decía: ¡Parecen una escuela de samba! No compartía su manera de rezar y muchas de las novedades que acaecían en la Iglesia. Después comencé a conocerlos y, al final, comprendí el bien que hace la Renovación Carismática a la Iglesia. Y esta historia, que continuó a partir de la escuela de samba, concluyó de una manera particular: poco antes de participar en el Cónclave, fui nombrado por la Conferencia Episcopal asistente espiritual de la Renovación Carismática en Argentina».

«La Renovación Carismática es una gran fuerza al servicio del anuncio del Evangelio, en la alegría del Espíritu Santo. Vosotros habéis recibido el Espíritu Santo que os ha hecho descubrir el amor de Dios por sus hijos y el amor por la Palabra. En los primeros tiempos, se decía que vosotros, los carismáticos, llevabais siempre una Biblia, el Nuevo Testamento… ¿Lo seguís haciendo?». Los cincuenta y dos mil presentes respondieron como una sola persona haciendo vibrar el estadio: «¡Sííí!». –«¡No estoy tan seguro!», les dijo el Papa con una sonrisa. –«Si no es así, volved a este primer amor, llevad siempre en vuestro bolsillo o en el bolso la Palabra de Dios. Leed un pasaje. Siempre con la Palabra de Dios».

Para acabar, Francisco les llamó a «salir a los caminos a evangelizar, anunciando el Evangelio. Acordaos de que la Iglesia nació en salida, aquella mañana de Pentecostés… Dejaos guiar por el Espíritu Santo, con aquella libertad. Y, por favor, no enjauléis al Espíritu Santo. ¡Con libertad!».

Santa borrachera

En el encuentro, el Papa compuso una de las oraciones más originales jamás compuestas por un Pontífice. En particular, dirigiéndose a Dios, imploró: «Concédenos esta santa borrachera, la del Espíritu, que nos hace hablar en todos los idiomas, los idiomas de la caridad, para estar siempre cerca de los hermanos y hermanas que tienen necesidad de nosotros. Enséñanos a no luchar entre nosotros para tener un pedazo más de poder: enséñanos a ser humildes, a amar más a la Iglesia que a nuestro partido, que nuestras riñas internas; enséñanos a tener el corazón abierto para recibir el Espíritu. Envía, Señor, tu Espíritu sobre nosotros. Amén».