Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Aborto: ¿Justicia o consenso?

El argumento del Presidente Rajoy para retirar la Ley de Protección al no nacido es que no ha encontrado suficiente consenso. Asegura que ha tomado la decisión más sensata, la que genera menos división en la sociedad. Probablemente, el señor Rajoy no hubiera participado en el desembarco de Normandía, que tanta división generó con Alemania. Aquel día no hubo consenso en la playa, y miles de valientes dieron su vida para detener un régimen criminal que amenazaba al mundo; ni hubiera participado en la firma de la ley que abolió la esclavitud, en 1867: ¿se les ocurre un proyecto con menos consenso? Sin duda, tuvo que generar mucha división con los propietarios de los esclavos, y más aún con quienes hacían negocio con la vida humana. Tanta división, Rajoy no la hubiera soportado. La pregunta es: ¿se puede luchar por defender la justicia sin generar división? Señor Rajoy, no se engañe. El único motivo por el que ha tomado esta decisión son los votos que piensa pescar el año que viene. Al echarse atrás, ha mantenido un ley, la de 2010, que supone una profunda división entre los españoles. Su decisión es cobarde y traiciona los principios de millones de votantes. En 2015 no nos vamos a echar en sus brazos desesperados, por miedo a Pablo Iglesias. No tenemos miedo. Somos optimistas. Antes o después vendrá quien defienda la vida sin complejos.

Carlos Gerva de la Pisa
Valladolid

Las Moradas, de santa Teresa

Había oído hablar de Las Moradas, de santa Teresa. Me dijeron que tenía un lenguaje complicado y era mejor empezar por su Libro de la vida. Así lo hice, pero eché una ojeada al libro aunque no lo entendiese. Me llevé una sorpresa. Nada más empezar, leí una frase que entendía perfectamente: «La fuerza de la obediencia suele allanar cosas que parecen imposibles». Me reí. Pero hace poco lo experimenté. Llevaba días desanimada y me pregunté: ¿Qué puedo hacer? Recordé el Evangelio: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré. Me propuse ir a la capilla antes de trabajar. Dejé al niño en el cole, subí a casa, hice unas cuantas labores y, cuando iba a salir, me entró la pereza y las excusas: Con la de trabajo que tengo, no hace falta ir a la capilla, puedo rezar en casa, iré en otro momento… Recordé las palabras de santa Teresa: Obediencia. La pereza no era excusa para no hacer lo que me había propuesto. Obedecí, fui a la capilla y me quedé a misa. Lo agradecí, porque dijo el sacerdote una homilía tan bonita que no veía momento de irme. Me sentía tan tranquila que me parecía imposible haber estado antes desanimada. Seguí leyendo: «No procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos». 500 años hace que lo escribió y seguimos igual: nos detenemos en cuidar el cuerpo, no vamos más allá. «Qué bienes puede haber en esta alma o quién está dentro en esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos; y así se tiene en tan poco procurar con todo cuidado conservar su hermosura». La frase está escrita de forma extraña, pero más actual no puede ser. Si no nos paramos a pensar que tenemos alma, ¿cómo vamos a cuidarla? Podemos hacerlo, guiados por la Santa en este V centenario, para adentrarnos en nuestro interior y descubrir un mundo fascinante que ignoramos tener. Y da la clave para empezar: «La puerta para entrar en el castillo es la oración».

Maite B. Pérez
Majadahonda (Madrid)

No olvidemos a nuestros difuntos

Sabemos que la muerte forma parte de la vida, aunque la cultura actual trata de ocultarla. Y nos cueste o no, es una realidad inexorable para todo ser humano. Durante el mes de noviembre es costumbre visitar los cementerios. Tenemos un recuerdo especial para aquellos que conocimos y con los que vivimos momentos importantes en nuestra vida, sobre todo a familiares. Hagamos memoria de aquellos difuntos que fueron importantes en nuestra vida y ya no están con nosotros. Pienso en los que nos dieron su vida, su amor, su fe, lo mejor que somos y tenemos. También en tantas personas anónimas que no tienen quien rece por ellas. Es bueno que no entremos en la cultura del olvido, sino en las raíces que nacen de los recuerdos de aquellos que nos precedieron y pusieron fundamento a nuestra vida. No pasemos por las tumbas de los nuestros sin más: merecen un recuerdo desde donde éste tiene el valor supremo: desde Dios.

Alberto Álvarez Pérez
Sevilla

El don de celebrar las Bodas de Oro

El pasado 4 de octubre, mi pueblo, Güéjar Sierra (Granada), celebró la Fiesta de los Mayores, y las Bodas de Oro de los matrimonios que, en 2014, han llegado a ellas: nueve matrimonios, que con sus hijos y nietos hicieron una gran fiesta. Es gran cosa formar un hogar y tener una familia. Las Bodas de Oro son un signo externo de haber vivido las virtudes en esos 50 años. Facetas importantes de sus vidas son la amistad, con tantas personas deseándoles lo mejor; su lealtad, porque han sabido amarse y sacrificarse por los hijos; y su fidelidad, que han vivido en circunstancias diversas. Una vida así, ¡vale la pena! El amor se vive sirviendo a Dios y a los demás en lo concreto, día a día. ¡Enhorabuena para estas personas!

Manuel Marín Balderas
Sevilla