Avanza la reforma de la Curia
Hoy concluye la segunda reunión del Consejo de ocho cardenales para la reforma de la Curia romana. Los cambios jurídicos tardarán en verse, aunque el Papa ha traído un aire fresco de sencillez evangélica que contagia a todos los organismos vaticanos
El Consejo de ocho cardenales estudia la reforma de la estructura organizativa de la Santa Sede, una labor ciclópea, que afectará a las Congregaciones, Consejos Pontificios, Comisiones… Éste es el tema de la segunda reunión de cardenales. En octubre, según nos revelaba en la ciudad de Verona a un grupo de periodistas el coordinador del Consejo, el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, el Papa quiso comenzar con la reforma del Sínodo de los Obispos. El Sínodo, institución que fue reintroducida en la Iglesia católica a nivel universal tras el Concilio Vaticano II, «ha sido repensado por el Santo Padre», revelaba el arzobispo de Tegucigalpa. «El Papa quiere que el Sínodo no sea sólo una institución que dura un mes cada tres años, sino una institución permanente de consulta. Y, de este modo, los delegados, según se está pensando, estarían en sus países, pero siempre abiertos a ser consultados», avanzó.
El cardenal añadía que «el Papa ha pensado un proceso nuevo» para la celebración de los Sínodos. En primer lugar, debería celebrarse un Sínodo extraordinario, con la participación de los Presidentes de las Conferencias Episcopales; y al año siguiente, una nueva asamblea con la participación de los obispos. De este modo, el Papa busca mostrar cómo la Iglesia es mucho más que el Vaticano. La Curia romana, y en particular la Secretaría de Estado del Vaticano, no son un Estado, o un organismo de poder, sino un instrumento de servicio, para ayudar al ejercicio del ministerio universal del obispo de Roma. Con esta actualización del Sínodo, la palpitación del corazón de la Iglesia en las diferentes esquinas del planeta podrá resonar con más cercanía también en Roma.
El próximo Sínodo de los Obispos, que todavía no podrá gozar de todas las novedades que quiere introducir el Papa Francisco, se celebrará en octubre de 2014 y tendrá por tema la realidad más decisiva para la edificación de la sociedad del futuro y de la Iglesia: la familia.
La nueva Curia romana
Según confirmó el martes el padre Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, la segunda reunión de trabajo del Papa con los ocho cardenales se centra ahora en «el examen de la Curia romana». El primer dicasterio analizado ha sido la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. «Será un trabajo en profundidad, y no se limitará a retoques o mejoras marginales», añadió el portavoz vaticano, que confirmó que, más que de una revisión de la vigente Constitución Pastor Bonus, «se puede hablar de una nueva Constitución sobre la Curia».
Las ideas recogidas por el Consejo que han llegado directamente al Papa para la reforma de la Curia son muchas; algunas han quedado ya integradas. Por ejemplo, se ha constatado la necesidad de que la Secretaría de Estado no sea vista como una Secretaría de Estado del Vaticano, sino como una Secretaría de Estado del Papa. Esto significa, ante todo, que se debe evitar en la práctica que este dicasterio se convierta en el Gobierno interno de la Iglesia, o en un filtro entre el Papa y las Iglesias locales, sino que más bien, como buena secretaría, se convierta en la facilitadora de esta relación, que ante todo es de comunión.
El cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga constataba que una de las propuestas que han llegado es la de subrayar el papel que tienen los laicos en la Iglesia, algo que hoy día parece algo relegado en una Curia eminentemente clerical. Por este motivo, explicaba que sería posible crear una auténtica Congregación vaticana, un dicasterio -como el que hoy existe para los obispos, los sacerdotes o los religiosos- dedicado particularmente a los laicos. Y no excluía, pues no existen argumentos teológicos en contra, el que laicos puedan desempeñar papeles de responsabilidad decisiva en la Curia romana, algo que hoy queda reservado a obispos.
La reforma ya ha comenzado
En esta segunda reunión, según el padre Lombardi, no están previstas cuestiones económicas y administrativas, que se tratarán en la próxima reunión de febrero, seguramente cuando se conozcan los resultados de las Comisiones de investigación creadas por el Papa. Pero eso no significa que no haya, mientras tanto, avances en estas materias. El 30 de noviembre, se dio un nuevo paso, con el nombramiento por parte del Consejo de Vigilancia del nuevo Director General, el italiano Rolando Marranci, con gran experiencia en la Banca italiana. Además, el Papa ha nombrado a su secretario personal, monseñor Alfred Xuereb, su Delegado para supervisar e informarle de los trabajos de las Comisiones. Como ya comentó Francisco a los periodistas a su regreso de la JMJ de Brasil, la trasparencia económica es una cuestión prioritaria.
Ahora bien, si bien es verdad que la reforma de las estructuras en la Curia romana necesitará todavía tiempo, hay cambios que ya pueden verse en el Vaticano de manera patente. El vendaval Bergoglio ha traído un aire fresco de sencillez evangélica que está contagiando a todos los organismos vaticanos y sus trabajadores, que hoy se esfuerzan por vivir el ejemplo de pobreza y sencillez dado por este Papa de manera evidente.
Con la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, el Papa ha escrito la brújula de la renovación que necesita la Iglesia y que pidieron los cardenales antes del Cónclave. Este documento explicita lo que Jorge Bergoglio explicó a los cardenales antes de entrar en Cónclave: una Iglesia que sólo piensa en sí misma se enferma. El Papa, con este nuevo documento programático, ha puesto a la Iglesia en estado de misión: «Quiero dirigirme a los fieles cristianos, para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años». La gran reforma que trae el Papa es la de una Iglesia evangelizadora, pues una Iglesia que no evangeliza no es verdadera Iglesia.