Antes de morir en manos del ISIS: «Al final de todo, lo único que tienes es a Dios»
La rehén norteamericana Kayla Mueller dejó antes de morir un precioso testimonio de fe en una carta que logró llegar hasta sus familiares
La norteamericana Kayla Mueller, rehén del Estado Islámico, de quien el presidente Obama ha confirmado su fallecimiento el pasado martes, escribió durante su secuestro una carta que pudo ser entregada a sus familiares por otros rehenes liberados por el ISIS.
Dad vuestro dolor a Dios
Kayla, que en su país fue voluntaria en una clínica de atención a pacientes con sida y luego trabajó profesionalmente en organizaciones humanitarias que trabajan en India, Israel, Palestina y Turquía, da en la misiva un precioso testimonio de confianza en Dios.
«Al final de todo, lo único que tienes es Dios», escribe, al mismo tiempo que confiesa que, durante su cautiverio, «me he rendido frente a nuestro Creador porque literalmente no hay nada más». También da las «gracias a Dios y a vuestras plegarias, me he sentido acompañada y abrazada mientras iba en caída libre», y reconoce que «incluso en prisión uno puede ser libre. Estoy agradecida».
A sus familiares les dice: «Rezo todos los días para que os hayáis sentido más cerca de Dios y también os hayáis rendido frente a él»; y les pide: «Por favor, sed pacientes, dad vuestro dolor a Dios. No temáis por mí. Continuad rezando como yo y con la voluntad de Dios estaremos juntos de nuevo».
«Hola a todos, si reciben esta carta significa que todavía estoy detenida, pero mis compañeros de celda (desde el 2 de noviembre de 2014) han sido liberados. Les pedí que se contactaran con ustedes y les enviaran esta carta. Es difícil saber qué decir.
Por favor sabed que estoy en un lugar seguro, no he sido herida y tengo buena salud (de hecho engordé); me han tratado con un gran respeto y amabilidad. Quería escribir una buena carta (no sabía si mis colegas saldrían en los próximos días o en los próximos meses, por lo que podría tener menos tiempo), pero sólo he podido escribir unos párrafos. Sólo pensar en vosotros me hace derramar lágrimas.
Si tuviera que decir que «sufrí» durante toda esta experiencia, fue sólo cuando me ponía a pensar en lo mucho que vosotros sufrís por mí. Nunca os pediré que me perdonéis porque no merezco ser perdonada.
Recuerdo que mamá siempre me decía que al final de todo, al único que se tiene es a Dios. En mi experiencia, he llegado a un lugar en el que, en todo sentido, me he rendido frente a nuestro Creador porque literalmente no hay nada más. Gracias a Dios y a tus plegarias, me he sentido acompañada y abrazada mientras iba en caída libre. Me han mostrado la oscuridad y he aprendido que incluso en prisión uno puede ser libre. Estoy agradecida.
He entendido que el bien existe en cada situación, a veces sólo tenemos que buscarlo. Rezo todos los días para que os hayáis sentido más cerca de Dios y también os hayáis rendido frente a él y hayan creado un lazo de amor y apoyo entre vosotros.
Los extraño como si hiciera una década que estamos separados. He tenido muchas largas horas para pensar, para pensar en todas las cosas que haré con Lex, nuestro primer campamento familiar, nuestra primera reunión en el aeropuerto. He tenido muchas horas para pensar cómo sólo en sus ausencias he logrado finalmente, a los 25 años, entender sus lugares en mi vida.
El regalo que cada uno de vosotros representa, la persona que podría y no podría ser si vosotros no hubierais sido parte de mi vida, mi familia, mi apoyo. NO QUIERO que las negociaciones para mi liberación sean un deber. Si hay otra opción la tomaré, incluso si significa más tiempo. Esto nunca debería haberse convertido en una carga.
Les he pedido a estas mujeres que les den apoyo, por favor escuchen sus consejos. Si aún no lo han hecho, puede contactarse con […], quien puede tener cierto nivel de experiencia con esta gente.
Nadie se hubiese imaginado que esto podría llevar tanto tiempo, pero también sé que estoy peleando en la forma que puedo, y tengo mucha fuerza dentro de mí. No me voy a colapsar y no me rendiré, sin importar cuánto tiempo lleve.
Hace unos meses escribí una canción que dice: «La parte de mí que más duele también es la parte que me saca de la cama, sin tu esperanza no tendría nada», o sea, pensar en el dolor es la fuente de mi fuerza, simultáneamente la esperanza de reunirme con vosotros es la fuente de mi fuerza.
Por favor sed pacientes, dad vuestro dolor a Dios. Sé que vosotros queréis que me mantenga fuerte. Eso es lo que estoy haciendo. No temáis por mí. Continuad rezando como yo y con la voluntad de Dios estaremos juntos de nuevo.
Con todo mi ser,