No es fácil que una publicación pueda decir que, a lo largo de su existencia, haya conservado intactas sus señas de identidad. Como director de Mundo cristiano, doy fe de que así ha sido en nuestra revista, a lo largo de estos 50 años.
Desde su primer ejemplar, en febrero de 1963, hasta el que estamos ultimando ahora mismo, mayo de 2013, Mundo cristiano se ha caracterizado por ofrecer información y análisis sobre la actualidad, con una visión cristiana y dirigida a todos los miembros de la familia.
Estamos muy orgullosos –los que hacemos la revista y los que la hicieron– de haber informado, en estas cinco décadas, lo mejor posible sobre el Papa, su magisterio y sus actividades; haber ofrecido las noticias más relevantes de la Iglesia católica; haber dado voz a las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad; haber defendido la vida desde su comienzo hasta el final; haber trabajado por la familia como el que más; habernos empeñado en dar criterio cristiano sobre todo aquello que influía en el quehacer diario; y haber informado a través de nuestro propio prisma de la actualidad más relevante.
Y además de ello –lo afirmo para hacer justicia–, lo hemos intentado hacer desde el primer número con profesionalidad, porque les aseguro que todos los que han trabajado en esta publicación han sido –y lo son– unos grandes profesionales, de la talla de Miguel Ángel Velasco, José Joaquín Iriarte, Miguel Castellví, Mirufa Zuloaga, José Luis Cebrián, Jesús María Zuloaga (la lista sería interminable), y por supuesto, el querido e irremplazable don Jesús Urteaga.
Al escribir estas reflexiones, pienso en aquella idea que tantas veces decía a sus hijos san Josemaría, fundador del Opus Dei:
«Tenemos que envolver el mundo con papel impreso dando buena doctrina».
Con la cantidad de papel que Mundo cristiano ha impreso en estos 50 años, no exagero si concluyo que hemos contribuido un poco al deseo de este santo sacerdote, que tanto tuvo que ver con el inicio de nuestra revista.
Estoy seguro de que todos los que han trabajado y trabajamos en esta revista somos conscientes de la influencia que la revista ha tenido, y tiene, para miles de hogares.
Doy gracias a Dios por esta maravillosa aventura que continúa, y trabajamos para que así sea por mucho tiempo.
Darío Chimeno
Director de Mundo cristiano