«Un padre maravilloso» - Alfa y Omega

«Un padre maravilloso»

Por encima de la pena serena de quien se despide de «un padre maravilloso», los mensajes de todos los obispos sobre la renuncia de Benedicto XVI subrayan la gratitud por la vida y el magisterio del Papa, y la esperanza -basada en la certeza- de que es Cristo quien guía a su Iglesia. Los pastores piden a los fieles su oración por el Papa, por su sucesor y por la Iglesia. He aquí una selección de sus mensajes

María Martínez López
Los obispos españoles, en Santiago de Compostela, durante la visita de Benedicto XVI, en noviembre de 2010

+ Lluis Martínez Sistach, cardenal arzobispo de Barcelona

«Esta decisión pone de relieve la profunda espiritualidad del Santo Padre, la lucidez con que ha tomado esta determinación y su gran amor a la Iglesia, a la que ha querido servir siempre con la máxima entrega en los diversos ministerios que el Señor le ha confiado. Todos recordamos con mucha satisfacción la Visita pastoral del Santo Padre Benedicto XVI a Barcelona. Esta visita dejó al Santo Padre y a todos nosotros un recuerdo inolvidable. Pido a todos los fieles expresar con nuestro afecto y nuestra oración la comunión eclesial con el Papa Benedicto XVI, sucesor de San Pedro».

+ Carlos Amigo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla

«Benedicto XVI lo ha dado todo con gran sentido de la actualidad y de la humildad. Los Papas no se repiten. Cada uno toma la decisión que corresponde a ese momento. Ya dije que este Papa nos iba a sorprender, pero yo pensaba en otro tipo de sorpresa… Yo estoy rezando y ya me tiemblan las manos pensando en que tengo que introducir la papeleta [con el voto, en el Cónclave]. La Iglesia está en un momento en el que tiene que apostar por el diálogo sin imponer nada. Tiene que ser fiel a Jesucristo antes que buscar la credibilidad del aplauso».

+ Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos

«No deja de ser un gesto digno de admiración. Gesto bello de humildad y, al mismo tiempo, de valentía. Sólo nos queda agradecerle de corazón su magisterio admirable, su sencillez, su entrega a la Iglesia de Jesucristo y sobre todo la cruz que ha llevado sobre sus espaldas para hacer este pueblo de Dios más acorde al corazón de Cristo. Os invitamos a seguir rezando, agradecidos, por él y para que el Señor nos conceda la gracia de contar con un nuevo Papa capaz de llevar a buen puerto la nave de la Iglesia».

+ Javier Martínez, arzobispo de Granada

«El tiempo que ahora se abre es para los fieles un tiempo de oración intensa y de confianza plena en el Señor de la Iglesia, en Jesucristo vivo y resucitado, y en el Espíritu Santo, que es su alma y quien la rige. El futuro de la Iglesia está en sus manos (que son las mejores manos), y no depende de los cálculos y estrategias de los hombres, y ni siquiera de nuestras cualidades. Las voces del mundo alzarán ahora su guirigay habitual de cábalas y especulaciones, en claves políticas, que son las que entienden. Pero para los cristianos es momento de centrarnos en la oración, y de cuidar, suplicando la ayuda de Dios, la comunión, la esperanza y la fe».

+ Julián Barrio, arzobispo de Santiago de Compostela

«Si bien es cierto que la noticia ha sido recibida con sorpresa y que en estos momentos cualquier otra valoración sería prematura, no por eso dejamos de agradecer al Señor los años del pontificado de Benedicto XVI, en los que se han puesto de relieve su magisterio clarividente, su entrega incondicional y su generosidad pastoral al servicio de la Iglesia universal y de la sociedad».

[Declaraciones a la cadena COPE]: «Estoy seguro de que una vez más se pondrá de relieve la acción del Espíritu en ese conducir a la Iglesia más allá de lo que podemos planificar o imaginarnos. Debemos estar tranquilos, es el Espíritu el que indicará el camino a realizar».

+ Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla

«Quisiera que [su sucesor] fuera un hombre de Dios; es el requisito básico, que tenga una profunda vida interior, que beba en la oración aquello que va a proponer o enseñar, que tenga una buena formación y que sea abierto a las urgencias, dolores y sufrimientos de la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo. No creo que nadie aspire a llevar sobre sus hombros una carga tan pesada. Al que le cae, la asume con alegría. Es un oficio que sobrepasa nuestras capacidades y nuestras fuerzas».

+ Santiago García Aracil, arzobispo de Mérida-Badajoz

«No cabe duda de que el hecho de haber examinado ante Dios reiteradamente su conciencia, según el mismo Papa nos dice, le ha llevado a decidir con auténtica libertad y, por tanto, con riguroso fundamento en la verdad. Esto es un motivo de gran satisfacción, sobre todo en un mundo y en un momento en que abundan discursos, acciones, declaraciones y proyectos que anuncian un camino de libertad cuyo recorrido es la mutilación de la verdad, la claudicación ante los instintos y la búsqueda de intereses personales o partidistas».

+ Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo

La Iglesia «seguirá con otras características, pero no habrá cambio sustancial. Ahora nos toca a los cristianos católicos orar y agradecer a Benedicto todo su trabajo y rezar para que los cardenales elijan bien al sucesor según su espíritu». En declaraciones a la cadena COPE, afirmó que, en este momento, debe «funcionar la cabeza, el corazón y la fe. La cabeza para ver que la eclesiología es inamovible, el corazón que te dice el amor que el Papa ha puesto en su servicio impagable, y un deseo muy grande de orar, de estar firmes en la fe».

+ Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo

«Ha sabido aunar la sencillez, la profundidad y la belleza en su producción teológica». Su teología «tiene en cuenta las preguntas de la gente, para que lo que podamos contar de Dios ilumine y acompañe». Su pontificado ha supuesto «una dulce continuación de los grandes temas de su antecesor» y el afianzamiento del Concilio Vaticano II. «Es Dios quien, en definitiva, mueve los hilos de la historia, quien toma esta decisiones, que no son improvisadas y quien considera el pastor mejor que la Iglesia necesita».

El Papa, con los obispos españoles, en la catedral de Valencia, durante el Encuentro Mundial de las Familias, en julio de 2006

+ Carlos Osoro, arzobispo de Valencia

«Benedicto XVI ha dejado una huella imborrable en todos nosotros, que se manifiesta también en sus palabras de hoy. Se demuestra la grandeza de un ser humano excepcional. Las palabras del Santo Padre demuestran la talla espiritual, intelectual y humana de este hombre de Dios que ha dirigido la nave de Pedro. En estas palabras nos ha manifestado lo que tiene que ser y ha sido el sucesor de Pedro. Éste es un momento excepcional e histórico, un momento de gracia».

+ Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza

«[La renuncia del Papa] no se puede entender más que como un acto heroico al que el mundo no está acostumbrado. Muchos decían Nos ha caído un inquisidor, y ha salido todo lo contrario: un padre maravilloso, un hombre que lo sabe todo y lo sabe decir. El Santo Padre ha escuchado la Palabra de Dios, la voz de su conciencia, y ha dicho No debo seguir. No podía producirse en todo el mundo un signo tan claro, una señal tan verdadera y evidente de su santidad, de pureza, de buen hacer, de fidelidad a ese sagrario de la conciencia».

+ Joaquín María López de Andújar, obispo de Getafe

«Pensar que pronto no contaremos con su palabra lúcida ni con su gesto amable nos llena de inquietud. Saber, sin embargo, que la luz de su magisterio seguirá brillando en el futuro y que contaremos con su servicio a la Iglesia desde la oración, nos llena de serena esperanza. Ahora, más que nunca, es necesario que resplandezca a los ojos del mundo la belleza de la Iglesia que se congrega bajo la guía del Papa».

+ Julián López, obispo de León

«Sólo cabe acoger con amor y obediencia, incluso con ternura, esta decisión comunicada con toda serenidad. Personalmente, yo he recordado el momento en que el Siervo de Dios Pablo VI, durante el Concilio Vaticano II, renunció al uso de la tiara como signo de sencillez evangélica. Del mismo modo, veo en este gesto de Benedicto XVI la libertad interior y el desapego.
Él mismo ha contado cómo, antes de ser elegido, esperaba tener por fin paz y tranquilidad. Entonces se puso en las manos de Dios y acogió su voluntad. Hoy la ha acogido también, sin duda, porque Dios sabe cómo manifestar lo que espera de sus hijos».

+ Eusebio Hernández, obispo de Tarazona

«Ha sabido llegar al corazón y a las mentes de todos: intelectuales y niños, jóvenes y mayores, creyentes y alejados. Sus enseñanzas son muestra palpable de esa riqueza intelectual y de espíritu que brotan de un mismo corazón que ha deseado siempre servir con profunda y humilde pasión a la verdad de la fe y a la comunión de la Iglesia. Benedicto XVI se retira al silencio fecundo de la oración. Gracias, Santo Padre, por su amor, su entrega y su testimonio».