Vigilia de la Almudena, con jóvenes
La Cruz de los jóvenes hizo, el pasado domingo, una pausa en su peregrinación por la archidiócesis de Madrid para estar presente en la tradicional Vigilia de oración con jóvenes, previa a la festividad de la Almudena, que se celebró en una catedral abarrotada. El acto estuvo presidido por el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco, que en su homilía subrayó que «la cruz es el signo vivo y viviente que nos muestra que Dios está entre nosotros. La vida es para vivirla como una maravillosa aventura de amor verdadero, y no es otro que el amor que se vive y se recibe abrazando la cruz». La Cruz también ha de servir a los jóvenes para no mirar con indiferencia problemas como el aborto, el abandono de los mayores, las diferencias económicas o la persecución religiosa.
Precisamente de persecución habló en su testimonio Daniel, un misionero procedente de China, donde «la Iglesia es una Iglesia perseguida y controlada por el Gobierno, pero aun así es una Iglesia entusiasta, que no se arruga por las dificultades». Por eso, se merece una nota de diez, un número que, en chino, comparte el signo con la cruz. Después de la Vigilia, un centenar de voluntarios trasladaron la Cruz de los jóvenes y el Icono de la Virgen al seminario conciliar de Madrid.