«Nadie es sacerdote por libre», señala el cardenal Cobo en la ordenación de once nuevos presbíteros - Alfa y Omega

«Nadie es sacerdote por libre», señala el cardenal Cobo en la ordenación de once nuevos presbíteros

El arzobispo de Madrid los ha llamado a crear comunidades sinodales y dejarse «enseñar por la sabiduría del pueblo de Dios», mostrándole su «sacerdocio bautismal»

Rodrigo Moreno Quicios
Los once nuevos sacerdotes durante su ordenación en la catedral de la Almudena
Los once nuevos sacerdotes durante su ordenación en la catedral de la Almudena. Foto: Arzobispado de Madrid.

«Hoy venimos aquí para vivir un momento muy importante en la vida de nuestra Iglesia. Somos diversos, como los sarmientos, pero todos participamos de un mismo Bautismo, regalado y fecundo», ha dicho el arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, al comienzo de su homilía en la catedral de la Almudena este 27 de abril. Allí ha presidido a las 18:00 horas la ordenación sacerdotal de once diáconos, ocho de ellos provenientes del Seminario Conciliar.

El cardenal Cobo ha señalado que, aunque en la Iglesia hay diferentes tipos de vocaciones, «como en una vid, compartimos vida y misión». «Solo caminando juntos como pueblo daremos fruto», ha señalado. Y ha matizado además que el «fruto del Señor» no es «para nosotros sino para quienes necesitan el frescor del Evangelio y la vida de Cristo».

Siguiendo con esta metáfora tomada del Evangelio del domingo, el arzobispo de Madrid ha explicado que, para estos diferentes sarmientos que suponen las distintas vocaciones, «la cercanía es la manera para permanecer en la vid de Cristo». Un valor del que «el Papa Francisco nos ha hablado muchas veces, como cuando le vimos con el seminario de Madrid» el pasado sábado 3 de febrero en Roma.

Cuatro cercanías a «cuidar con mimo»

José Cobo ha enumerado las cuatro cercanías que estos nuevos sacerdotes deberán «cuidar con mimo» para ayudarse los unos a los otros y profundizar en su unidad en Cristo. La primera es «la cercanía con Dios en la oración y en los sacramentos», muy especialmente «en la celebración de la Eucaristía».

La segunda es «la cercanía al obispo». «Solo así tendréis unidad y podréis ofrecer unidad», les ha señalado el arzobispo de Madrid, quien ha pedido a los recién ordenados presbíteros: «Ayudadme también a mí a estar cerca de vosotros». 

Una tercera cercanía que promover es «la cercanía entre el presbiterio diocesano». «No sois sacerdotes solos, nunca, formáis parte de una comunidad presbiteral en continua interacción», les ha indicado el cardenal. Y les ha encargado depender los unos de los otros, así como corregirse mutuamente. «Nadie es sacerdote por libre», ha sentenciado.

Y la cuarta es «la cercanía con el santo pueblo fiel de Dios». El cardenal Cobo ha explicado que, aunque «habéis sido elegidos» entre los demás, esta selección no es «para constituir una élite especial» sino para servir al pueblo de Dios «entregándole vuestra propia vida». Les ha pedido además no olvidar nunca «de dónde venís», «de vuestra familia, de vuestras comunidades, de los lugares por donde habéis pasado y de la gente de todo tipo que habéis tratado».

Crear comunidades sinodales

Tras subrayar las cuatro cercanías que los sacerdotes deben cuidar, les ha puesto tres deberes más. El primero es generar «comunidades sinodales, vivas y significativas». «Ahora el seminario se acaba y llega el momento de abrirse a la aventura del ministerio», les ha anticipado. Aunque les ha transmitido su calma subrayando que «no lo hacéis solos», pues «Cristo se queda con vosotros de forma nueva».

Para evitar el clericalismo, la cerrazón y la soledad les ha recordado que «debéis manteneros abiertos a vínculos nuevos, dando la bienvenida a gente nueva que llegará a vuestras vidas y que os va a enriquecer y a los que vais a enriquecer». El cardenal Cobo les ha solicitado también «seguir creciendo en ser maestros de vida para mostrar a vuestros hermanos y hermanas la riqueza y el potencial de su sacerdocio bautismal».

El segundo deber que el arzobispo de Madrid ha encargado a los nuevos presbíteros es «reconocer la presencia del Resucitado y hacerlo ver». «Buscadlo asiduamente en la oración y enseñad a orar desde la Palabra de Dios», les ha pedido. Una tarea en la que, a juicio del purpurado, les ayudará apoyarse «en el don de la vida sacramental» y dejarse «enseñar por la sabiduría del pueblo de Dios para entender cada día que la existencia sacerdotal ha de tener forma eucarística».

José Cobo ha explicado además que, para encontrar el Resucitado, deben «buscarlo en los pobres». «En la necesidad, en el desamparo, le encontraréis siempre porque allí está Él antes de que lleguemos nosotros», les ha apuntado. Y les ha advertido de que «no vayáis a la misión con vuestro propio plan personal de ruta», una receta para el fracaso en su opinión. «Dejaos interpelar por la realidad y por la vida de las comunidades cristianas», les ha recomendado, ya que «es una mediación que os ayudará a ser mejores curas».

Y la tercera tarea que ha llamado a cumplir a los nuevos sacerdotes es «quedar siempre estrechamente vinculados a la Iglesia diocesana». «Ayudad a vuestros hermanos a construir esta diócesis, donde Cristo es la piedra angular que nos regala hermanos diferentes con quienes vivir la fraternidad», ha insistido. 

«No tengáis miedo»

Al igual que ha puesto deberes a los once nuevos sacerdotes, José Cobo ha pedido a sus familias y a los laicos en general «rezar por vuestros sacerdotes». «Dejadles espacio para que puedan encontrar su propio estilo y enseñadles lo que el Pueblo de Dios necesita», les ha requerido.

Y a todos les ha ofrecido una promesa que, «en realidad, no es mía; la promesa nos la da el Señor». Citando de nuevo el fragmento del Evangelio de san Juan de este domingo, en el que Jesús se presenta como «la verdadera vid» y afirma que «sin mí no podéis hacer nada», los ha invitado a que «no tengáis miedo» porque «el Señor está con vosotros». «Esta tarde, la Iglesia que camina en Madrid os abraza, os reconoce como suyos y os consagra para siempre a Cristo», les ha dicho antes de concluir su homilía en la catedral de la Almudena y junto a los feligreses, dar gracias a Dios por estas nuevas vocaciones.