Vidas a corazón abierto - Alfa y Omega

Cuando propuse a los novicios pasar tres días de formación litúrgica en un monasterio de carmelitas descalzas pude notar en sus rostros una mezcla de sorpresa, perplejidad y sana inquietud. La hermana Patricia hizo que todos volviéramos a casa con un profundo agradecimiento por su testimonio de vida, su sabiduría, y por tantos momentos de compartir la oración monástica y la celebración eucarística con su comunidad.

Uno se podría preguntar qué hacen unos jesuitas entre carmelitas; qué hacen hombres con un estilo de vida tan activo entre mujeres que, aparentemente, no hacen nada. Es sencillo: aprender. Aprender que lo más esencial ocurre en el silencio, y que solo desde el recogimiento se hace posible la acción de gracias y la alabanza que brotan desde el corazón. Aprender que, hagamos lo que hagamos, todos estamos llamados a una vida centrada en Dios y no fragmentada en un sinfín de actividades importantes que nos pueden abocar a una vulgar intrascendencia. Aprender que lo que sostiene nuestra vida cristiana y nuestro apostolado es la fe, y no los sentimientos; porque si lo que nos sostuviera fueran nuestros sentimientos, fracasaríamos. Una fe que se me da y que me impulsa a ir hacia delante, más allá de mis estados de ánimo, hasta el punto de poder dar paz, aun cuando en la vida haya combate, o de ofrecer luz, aunque se viva en tinieblas. Sencillamente, porque damos algo más grande que nosotros.

Y esto es un milagro. Un milagro que se hornea al calor de la oración y de la celebración en comunidad. Un milagro que se vive en el claustro: ese lugar donde la comunidad mira al mundo desde dentro, sin ningún ensimismamiento, pidiendo al Padre que nos siga sosteniendo a todos en su misericordia. ¿Qué hacen unos jesuitas entre carmelitas? Es sencillo: aprender que es un mismo camino el que lleva al prójimo y el que lleva a Dios. Que es un mismo camino el que recorrieron santa Teresita y san Francisco Javier, patronos de las misiones: el camino de la fe a corazón abierto. En el claustro y en las calles.