Revisar la vida - Alfa y Omega

En el noviciado tenemos la costumbre de dedicar un par de días a finales de junio para retirarnos y revisar el año. Sin estas paradas se hace difícil caminar con sabiduría. No miramos hacia atrás simplemente para ver qué hemos hecho bien o mal, o para contabilizar las muchas experiencias que vivimos a lo largo del año. Revisamos nuestra vida para discernir el paso de Dios por nosotros y para reconocer qué es lo que nos ayuda a vivir con madurez y autenticidad, y qué es lo que nos enreda y nos quita alegría. Barnezabal ha sido todo un descubrimiento: el regalo de una naturaleza desbordante, de espacios generosos para la oración, junto con la cercanía de una comunidad religiosa que sabe cuidar de sus mayores.

Comenzamos dedicando más de medio día a rezar la propia vida y la de cada uno de los compañeros, pidiendo vernos como Dios nos ve y entendernos como solo Él nos entiende. Y lo primero es agradecer. Medio en broma, medio en serio, les decía a los novicios que si no encontrábamos en la oración buenos motivos para dar gracias a Dios por nuestra vida y la de los compañeros es que estábamos despistados o desconectados. Es cierto que todos podemos mejorar y que hay cosas que no hemos hecho bien; pero, ¿acaso nos ha dejado solos el Señor? Agradecer lo bueno y agradecer lo difícil; agradecer tantas ayudas inmerecidas y agradecer las dudas que nos hacen pelear y los fracasos que nos desvelan falsas seguridades. Desde el agradecimiento, fuimos compartiendo nuestro camino personal. La escucha atenta nos fue abriendo al misterio de cada compañero. Es un gusto escuchar cómo cada uno ha ido creciendo, cómo ha ido adquiriendo hábitos saludables que antes no tenía, y cómo hay luchas que merecen la pena, porque nos dan vida.

En la Eucaristía compartía estas dos certezas: el camino de la vocación es personal, porque las decisiones sobre la propia vida son algo que toca a cada uno y no se pueden delegar. A la vez, la constatación de que la comunidad —estos nuevos amigos— son sostén y abrigo; lugar de reposo y taller donde se va labrando la historia personal de cada uno.