Una vida plena para los mayores - Alfa y Omega

Una vida plena para los mayores

El Instituto da Familia pone en marcha en Vigo, Lugo y Orense un programa novedoso de envejecimiento activo a través de la magia, la alimentación y el coaching

Fran Otero
Una de las sesiones del programa Envejecimiento Activo en Vigo. De pie, Xosé Manuel Domínguez, director del Instituto da Familia. Foto: Instituto da Familia.

Orense, Lugo y Vigo son las ciudades gallegas en las que se ha estrenado el nuevo programa del Instituto da Familia de Orense, que se llama Envejecimiento Activo y tiene como objetivo fundamental el cuidado integral de los mayores, de modo que puedan llevar una vida más plena a través de distintas experiencias. Son ya 60 las personas que están participando en estos momentos, mientras que se cuentan por decenas las que están a la espera de formar nuevos grupos.

Para llevarlo a cabo ha contado con el apoyo del Centro de Orientación Familiar de Lugo, de la Delegación de Pastoral Familiar de Vigo y del Centro de Acompañamiento Familiar de Orense, así como con una subvención de la Xunta de Galicia.

«Es un programa presencial, aunque tenemos una versión online, en el que ofrecemos a los mayores actividades alternativas —las que se les suelen ofrecer son pasivas— en las que aplicamos los fundamentos de la psicología positiva y el coaching personalista». «Son actividades de encuentro donde desarrollan emociones, actitudes positivas y creatividad». Así define este programa Xosé Manuel Domínguez, director del Instituto da Familia en conversación con Alfa y Omega, que explica que, aunque es la primera edición, muchas de las actividades que se proponen ya se habían realizado de manera independiente en algún momento.

Metodología novedosa

Para conseguir el impacto positivo en este programa se valen de talleres de magia, de memoria a través de los sentidos, de alimentación o de coaching tanto personal como grupal. Así, con la magia desarrollan actitudes como el asombro, la admiración o el humor; a través de los sentidos conectan con las mejores emociones y recuerdos; se vuelven creativos en los talleres de alimentación y cuentan su vida actual pero en términos positivos, incluso como algo divertido. «Damos claves para cambiar la queja y las sesiones son muy estimulantes», reconoce Domínguez.

En el fondo, el reto que plantea esta metodología a los mayores tiene que ver con que descubran su principal necesidad emocional, que puedan ver qué necesitan para estar bien. Y, en este sentido, se trabajan varios pilares: la recuperación de su autoestima y conciencia de dignidad, es decir, que repasen sus mejores cualidades y sean valoradas; que descubran el para qué de las cosas, sus amores y esperanzas, y que se lancen al encuentro con el otro, pues muchos están muy solos en el día a día.

Son numerosas las técnicas disponibles. El director del Instituto da Familia cita por ejemplo la narración autobiográfica positiva, que pide a la persona que cuente su dificultad actual como si se la contase a un amigo dentro de tres años, cuando ya se habrá convertido en una anécdota. «Cambia totalmente la perspectiva», añade.

Perfil variado

Entre las personas que están participando en las sesiones en las tres ciudades gallegas no hay un perfil definido. Se han inscrito profesores de universidad o de instituto, amas de casa sin formación u obreros jubilados; personas de ciudad y de aldea; migrantes y nacionales, y con edades comprendidas entre los 62 y los 92 años.

Su respuesta es al principio, según señala Xosé Manuel Domínguez, un poco pudorosa, aunque una vez entran en juego con la magia o el taller de alimentación —por eso se empiezan por ahí— se acaban soltando y llegan a la última sesión de cada cuatro, la del coaching, con la intención de participar y compartir su experiencia.

En los grupos en los que ya se ha realizado el coaching, la pandemia ha estado muy presente. «Al contar cómo afrontaron esta temporada, muchos manifestaron la soledad que habían sentido. Se sintieron acogidos porque todos habían pasado por situaciones parecidas. En estos casos, se produjo una eclosión de comunicación, que es de lo que se trata», apunta.

Domínguez explica que, a pesar de la amenaza del COVID-19, especialmente para los mayores, han descubierto que, en general, «no tienen miedo a la muerte», pero sí sufrieron mucho la soledad y el aislamiento. Tanto es así que el programa Envejecimiento Activo fue para la mayoría la primera actividad pública —al margen de salir a la compra o a dar un paseo— a la que asistían tras el confinamiento. «Queríamos transmitir también la idea de una vuelta a la normalidad, porque muchos no habían sabido retomar la actividad previa», explica.

El inicio ha sido desbordante, reconoce el director del Instituto de la Familia, pero también muy reconfortante; y añade que esta actividad ha sido «de las más agradables de todo el curso». Tienen tarea como mínimo hasta final de año en estas tres ciudades y ya están pensando en expandirse a otra localidades. El bienestar de los mayores lo merece.

Coaching personalista y psicología positiva

Este programa, así como el resto de las actividades del Instituto da Familia, se lleva a cabo sobre la base de una propuesta propia que incorpora tendencias como el coaching o la psicología positiva. «Si el coaching tradicional es un conjunto de técnicas y herramientas que se utilizan para que las personas puedan afrontar problemas o circunstancias concretas, el personalista aporta una visión del ser humano que procede de la antropología personalista de Mounier, Buber, Stein, Wojtyla… No busca solo el afrontamiento de situaciones exteriores, sino el crecimiento de la persona en todas las situaciones. El mapa del territorio no es la situación concreta, sino la persona», explica Xosé Manuel Domínguez, director del Instituto da Familia.

Con la psicología positiva no parten de lo estropeado o dañado de la persona, sino de lo sano. «En vez de analizar lo que nos machaca, vamos a centrarnos en lo que hace crecer a las personas, lo que las hace felices», concluye Domínguez.