Una Navidad en medio del frío - Alfa y Omega

Mi día suele empezar con la oración y la celebración de la Eucaristía. Eso no significa que cada vez consiga sumergirme completamente en el misterio de Dios. Por supuesto que no. Pero lo intento. Entre las técnicas de oración más importantes que uso está la de intentar empatizar con lo que leemos en las lecturas de la Sagrada Escritura. Especialmente, con la vida del mismo Jesús.

En este sentido, he recibido una ayuda inesperada de la guerra. Lo digo muy en serio, de verdad que no exagero. La guerra significa la ausencia de todo tipo de garantías. La falta de muchas cosas. Y también significa el frío, porque casi toda la infraestructura energética aquí en Ucrania ha sido gravemente dañada. Por supuesto, aún tenemos algunos medios para calentarnos. Como la hermana benedictina de la foto, que acaba de recibir un generador diésel de algunos de sus benefactores.

Pero, sin embargo, nos sentimos, y yo mismo me siento, más cercanos a Jesús, María y José en las frías noches de Navidad en Belén. ¡Bendito sea Dios!