Una ley que no puede esperar
La pasada semana, el Consejo de Estado emitió su dictamen sobre la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza, LOMCE, y ahora el Consejo de Ministros debe remitirla al Congreso para su tramitación. Sin embargo, el actual borrador de la ley ha dado muchísimas vueltas hasta llegar a este punto, todavía sufrirá modificaciones y ya va con tanto retraso, que su entrada en vigor está en claro peligro. Además, aún tiene muchos puntos débiles, aunque supone una sustancial mejora en ciertos aspectos de nuestro sistema escolar. La hermana María Rosa de la Cierva, miembro del Consejo Escolar del Estado, hace su valoración del actual estado de la reforma educativa:
La LOMCE ya se nos cae de las manos. Ha ido y venido ¿cuántas veces? Y cada una de esas vueltas, ¿ha sido para mejorar? Yo, ahora, voy a fijarme en algunos aspectos favorables, con matices.
Del primer borrador de la Ley al texto actual hay una importante diferencia, que es claramente mejora. Presenta la enseñanza de la Religión con todo detalle, tanto a lo largo del articulado como en la nueva Disposición Adicional 2ª. Es importante repasar estos textos para tener claro conocimiento de dónde nos movemos y cuál debe ser nuestro compromiso. Hay mucha responsabilidad en nuestras manos y tenemos que asumirlo, por el bien de nuestros alumnos, por el bien de nuestra sociedad.
Articulado sobre Religión
Partimos de que la LOMCE tiene un artículo único, que es el de la Modificación de la Ley Orgánica 2/2006 , de 3 de mayo, de Educación (LOE) El resto del articulado es la presentación de esas modificaciones concretas de la LOE que hizo el anterior Gobierno.
Vamos a entresacar los artículos que hacen referencia a la enseñanza de la Religión para poder valorar:
• Art. 7: «El art. 18 queda redactado de la siguiente manera: 1. La etapa de la Educación Primaria comprende seis cursos y se organiza en áreas, que tendrán un carácter global e integrador. 2. Todos los alumnos deben cursar las siguientes áreas en cada uno de los cursos: (…) en el bloque de asignaturas específicas: (…) 3.b) Religión, o Valores Culturales y Sociales, a elección de los padres o tutores».
• Art. 24.4, b: «Organización de los cursos primero, segundo y tercero de Educación Secundaria Obligatoria. (…) 4. En el bloque de asignaturas específicas, todos los alumnos deben cursar las siguientes materias en cada curso: (…) 5. b) Religión o Valores Éticos, a elección de los padres o tutores».
• Art. 25, 5: «Organización de cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria. 1. En el bloque de asignaturas específicas, todos los alumnos deben cursar las siguientes materias en cada uno de los cursos: (…) 2. b) Religión o Valores Éticos, a elección de los padres o tutores».
• Art. 34bis: «Organización del primer curso de Bachillerato. (…) 6.g: Además, en función de la regulación y programación de la oferta educativa que establezca cada Administración Educativa y de la oferta de los centros docentes, los alumnos cursarán un mínimo de dos y máximo de tres materias de las siguientes del bloque de asignaturas específicas: (…) Religión».
• Art. 34ter: Organización del segundo curso de Bachillerato: (…) 6 .En el bloque de asignaturas específicas, en función de la regulación y de la programación de la oferta educativa que establezca cada Administración educativa y de la oferta de los centros docentes, los alumnos cursarán un mínimo de dos y máximo de tres materias de las siguientes del bloque de asignaturas específicas: (…) Religión».
• Art. 75. La Disposición Adicional segunda queda redactada de la siguiente manera: (…) 1. La enseñanza de la Religión católica se ajustará a lo establecido en el acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales suscrito entre la Santa Sede y el Estado español. 2. La determinación del currículo y de los estándares curriculares que permitan la comprobación del logro de los objetivos y adquisición de las competencias correspondientes a la asignatura de Religión será competencia de las respectivas autoridades religiosas. Las decisiones sobre utilización de libros de textos y materiales didácticos y, en su caso, la supervisión y aprobación de los mismos corresponden a las autoridades religiosas respectivas, de conformidad con lo establecido en los Acuerdos suscritos con el Estado español. 3. La asignatura de Religión, así como las asignaturas de Valores Culturales y Sociales en Educación Primaria, y de Valores Éticos, en Secundaria, tendrá en Primaria y Secundaria una carga horaria equivalente a la carga horaria media del resto de asignaturas ofrecidas en el bloque de asignaturas específicas.
Aspectos positivos y negativos
Un aspecto positivo, con sus ribetes negativos, sobre esta presencia de la enseñanza de la Religión en la LOMCE es que este texto del Proyecto de Ley sí considera y hace patente la presencia de la enseñanza de la Religión en Primaria y Secundara; pero con dos importantes lagunas: nada en Infantil, edad en la que se forja la conciencia de los alumnos, y nada en Formación Profesional, edad y etapa en la que los alumnos forjan su personalidad en el importante mundo del trabajo.
Un aspecto positivo, también, es el tratamiento homólogo que da a la asignatura de la Religión en el bloque de las asignaturas específicas. Y otro, es el de establecer, junto a la Religión, una alternativa: Valores culturales y sociales, en Primaria; Valores éticos, en Secundaria y Bachillerato.
Entre los peros, está que los horarios serán similares a los del resto de asignaturas específicas. Esto es un poco ambiguo: tendría que ser como el de las asignaturas troncales o básicas para que no pierda, en ningún caso, su valor específico. Y también que, en Segundo de Bachillerato, no queda garantizada la enseñanza de la Religión en los centros, porque cada uno puede escoger dos o tres asignaturas de entre 16 propuestas.
Para prever el futuro, podemos recordar algunos compromisos del ministro de Educación, don José Ignacio Wert, quien ha estudiado la situación y ha descubierto los posibles caminos a seguir. Con ecuanimidad y sensatez, señala lo que hay que cambiar. Ahora bien, esto es tarea de todos. Es básica su afirmación de que la educación es fundamental para poner en valor la importancia de la calidad moral de nuestra democracia. Indirectamente, señala medios indispensables: el Estado necesita ciudadanos que ilustren a la nación y promuevan la felicidad con todo género de luces y conocimientos. La afirmación tienen una gran carga de profundidad. El gran objetivo es formar verdaderos españoles, hombres de bien, amantes de su patria.
Los cambios necesarios
Ante nuestro déficit educativo es imprescindible centrarnos en la mejora de la calidad, mediante el diálogo y la participación. Nos plantea un trabajo colectivo que haga posible la formulación de una Estrategia Nacional de Calidad. Y el primer cambio necesario es el cambio de mentalidad. Hay que abandonar la cultura del acomodo y la mediocridad, y que la escuela vuelva a promover el esfuerzo, el mérito, la satisfacción por el trabajo bien hecho, la autoexigencia, la responsabilidad o el respeto por el profesor.
Otra serie de remedios indispensables se refieren a mejorar la estructura del Plan de la Educación: pasar de estudiar inglés, a estudiar en inglés; usar las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC); y sustituir Educación para la ciudadanía por Educación cívica y constitucional. Con esta medida, que tenía España dividida en dos mitades, quiere establecer el ministro una asignatura cuyo temario está libre de cuestiones controvertidas y susceptibles de adoctrinamiento ideológico. Los objetivos de esta nueva asignatura son centrarse en la Constitución como norma que rige nuestra convivencia, y en la comprensión de las reglas de juego y de sus instituciones; conocer la historia e instituciones de la Unión Europea; y responder a la convicción de que la educación debe formar ciudadanos libres y responsables, sujetos activos de nuestra sociedad democrática.
Mucho abandono, poca excelencia
Preocupa al ministro, y a todos, el abandono y el fracaso escolar. Un 26 % de alumnos que no obtienen la titulación básica, y un 28,3 % que sólo obtienen el título de Secundaria Obligatoria, exige el cambio de mentalidad del que hemos hablado. Y hay más: sólo obtenemos la excelencia educativa en un 3 % , mientras que la media europea es de un 8 %. Sin embargo, los alumnos españoles tienen más horas lectivas que el resto de sus compañeros europeos, pero menos en Lengua y en Matemáticas. Y esta situación tan negativa de nuestros alumnos se traduce en un 48,5 % de desempleo juvenil, frente a un 22,3 % de promedio en la UE.
Antes de terminar, quiero recoger tres medidas de gran calidad:
1) Estatuto de la carrera docente: La calidad del profesorado es clave para mejorar el sistema educativo. Es imprescindible y urgente atraer a la docencia a los mejores; y esta carrera tiene que ser una opción profesional atractiva y competitiva.
2) Autonomía de los centros y evaluaciones externas: son inseparables y nos permitirá conocer el grado de progreso de los alumnos en competencias y en conocimientos. La autonomía, largamente prometida pero no conseguida, es clave en el plano organizativo, curricular y de gestión económica.
3) Modificar la Secundaria: pasar de 4 cursos a 3, y contar con otros 3 de Bachillerato y FP, siendo el curso 1º elegible por todos los alumnos. Esto puede contribuir a reducir la tasa de abandono escolar y, en FP, supone un mayor protagonismo de la empresa, a ejemplo de Alemania.
Este proyecto da esperanza a educadores, titulares y centros, aunque necesite todavía diálogo y propuestas conjuntas. No podemos olvidar que es indispensable que la Ley cumpla con su nombre: mejorar la calidad del sistema educativo. Para ello es necesaria una reflexión sobre los tiempos de implantación: se necesita claridad sobre el nuevo Decreto de Enseñanzas Mínimas, y sobre el desarrollo normativo. Esto no se improvisa, y es necesario si no queremos caer en la chapuza. ¿Están preparados los centros? ¿Y el profesorado? ¿Cuál es el calendario previsto por la Administración?
Además, esta ley incluye, entre otros, los siguientes cambios: se crean evaluaciones al final de Primaria y al final de la ESO; se quita poder a las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos, que pasa a manos del Gobierno y a la dirección del centro; cambia el carácter de las asignaturas vinculadas al aprendizaje de lenguas cooficiales, de troncales a opcionales, no necesarias para la homologación de estudios; y se penaliza a los centros que no cumplan con el rendimiento académico exigido. Esto último supone que los centros que tengan mayor número de inmigrantes que no conozcan el idioma, o de alumnos que no hayan sido escolarizados con anterioridad o tengan déficits sensoriales, motrices o cognitivos, perderán recursos que les permitan atender a esta diversidad. Por otra parte, hará que los centros se impliquen más en el rendimiento de sus alumnos. O sea, menos autonomía para los centros y más centralización de la enseñanza.
Motivos de preocupación
Tenemos que preocuparnos: el mapa escolar es amplio, pero no convence. Nuestros alumnos siguen alcanzando un fracaso bochornoso (supera el 25%), y esto conlleva fracaso laboral. ¿Qué empresario querrá buscar a estos chicos con semejante expediente? Es un dolor. Se labran el fracaso de su vida.
Otro aspecto básico es la eliminación, entre la LOE y la LOMCE, de los verbos Aprobar y Decidir. Con este cambio, el Consejo Escolar se convierte en un órgano consultivo sin potestad y, por tanto, sin valor. No tiene sentido hacer evaluación de proyectos, normas o programación general si, finalmente, éstos pueden ser aprobados contra la opinión del Consejo Escolar. Es la puntilla a un órgano colegiado, que podría aportar un gran valor a la escuela, pero nunca –y menos con esta ley– ha conseguido una democratización de la institución.
También está la propuesta de utilizar las TIC «para la recuperación de áreas y materias no superadas». Esto simplifica, hasta el absurdo, el potencial de las TIC, cuando en toda la ley no se mencionan otros usos para ellas.
Finalmente, la evaluación, desde Primaria hasta Bachillerato, está asegurada, pero se silencia tanto en la Infantil como en FP. Si el motivo para la evaluación es el de la calidad, ¿por qué se omite en estas etapas tan básicas, o más, que las otras en las que se establece? Si fallan los cimentos de la Infantil, y la calidad máxima de la FP que prepara a nuestros jóvenes para el trabajo y su integración social, nuestra sociedad dejará mucho que desear y nuestros chicos y chicas no conseguirán ocupar en la sociedad el puesto que les corresponde.
Aprovechar la oportunidad
Ya que, en el actual Proyecto de Ley, se recogen las referencias a la enseñanza de la Religión, los educadores tenemos la responsabilidad de aprovechar esta coyuntura para hacer de estas enseñanzas un verdadero programa de formación, estimulando a nuestros chicos y chicas para que asuman objetivos en su vida que les vayan transformando y fortaleciendo, a la luz de la fe y de la formación religiosa. Esta asignatura tiene la misión de convertirse en un programa de vida valiente y generoso, que invite a asumir responsabilidades y compromisos, que planteen nuevos horizontes a los jóvenes y a la sociedad, de modo que alcancemos un sentido de la vida que nos llene de satisfacción y alegría; un compromiso de cada uno con los demás, jóvenes y mayores y niños, que esté impregnado de satisfacción, generosidad y alegría. Si lo hacemos así, nuestra sociedad sería distinta: acogedora, responsable, dinámica, alegre, comunicativa; fortalecería a jóvenes, mayores y niños, y sembraría, a manos llenas, felicidad y concordia.
Este proyecto es de todos y sólo entre todos podremos llevarlo a cabo.