12M: una inestabilidad «que un día saltará por algún lado»
Las elecciones al Parlament catalán abren un panorama de incertidumbre ante el que los cristianos «no podemos limitarnos a la labor social. Tenemos que entrar en política», asegura Josep Miró
Pocos días después de las elecciones autonómicas en Cataluña, celebradas el pasado domingo, el panorama resultante parece tan azaroso como el de la política a nivel nacional. «La incertidumbre es total», afirma Aquilino Cayuela, director del grado en Ciencias Políticas de la Universidad Abat Oliba CEU, que define como «previsible» el crecimiento del PSC y «llamativo» el aumento de escaños experimentado por el PP. Sin embargo, la «gran noticia» es que «los nacionalistas no han obtenido votos suficientes para formar gobierno, algo que llevaba tiempo sin ocurrir». Esto ha sucedido porque ERC «ha sido el gran perdedor de estas elecciones».
En cualquier caso, «no parece tan claro que Salvador Illa se asegure el poder en estas condiciones», señala Cayuela. Las opciones son múltiples: por un lado, el PSC necesitaría formar un tripartito de izquierdas junto a ERC y los Comuns para gobernar; por otro, la segunda formación en recibir el apoyo popular ha sido Junts, que ha ganado tres diputados más y adelanta a Esquerra en la afinidad del electorado independentista. Al igual que Illa su candidato, Carles Puigdemont, anunció que pretende optar a la presidencia. Pero ninguno de los dos lo puede hacer sin los apoyos necesarios.
«Todo va a depender de lo que decida ERC», afirma Josep Miró, impulsor de la plataforma Corriente Social Cristiana. «Lo que tenemos delante es una mesa de billar con múltiples carambolas posibles, y será ERC la que decida por dónde va la bola», añade. Así, si apoya a Puigdemont, «entonces este tendrá alguna posibilidad de ser presidente en la segunda vuelta». Si vota contra Illa se abre la puerta a elecciones anticipadas. Sin embargo, «ni ellos mismos saben qué van a hacer. Tradicionalmente, ERC es un partido con mucha inestabilidad y en el que hay muchas bofetadas internas. Además, tendría que soportar el peso de hacer posibles dos gobiernos, en Madrid y Barcelona, y eso es mucho», asegura Miró.
Junts, a por todas
El juego se complica aún más porque la mayoría independentista que Puigdemont ha pedido a ERC y a la CUP no sería absoluta y, por tanto, necesitaría la abstención del PSC; algo que Salvador Illa ha dado por descartado. Aquí es donde el tablero se abre al inestable equilibrio del Gobierno de España: ¿exigirá Sánchez a Illa una abstención en Barcelona que le permita seguir gobernando desde la Moncloa? «Es posible», responde Aquilino Cayuela. «Junts es un partido que ha demostrado que va a por todas. Ha ido muy lejos con el procés y no va a recular ahora. Con la ley de amnistía en el aire, se lo va a poner difícil a Pedro Sánchez, y no dudará en poner en apuros al Gobierno con tal de que su candidato presida la Generalitat».
En cualquier caso, si este último escenario saliera adelante, «los votantes del PSC no iban a entender esta concesión a Junts», pronostica el responsable de Ciencias Políticas de la Universitat Abat Oliba CEU. Si algo han demostrado estos comicios es que la mayoría de Cataluña no es partidaria de posturas independentistas. En este sentido, «es la primera vez que esta opción política no tiene mayoría, y eso supone un cambio de paradigma», subraya Josep Miró. Sin embargo, advierte de que «aunque el independentismo ha perdido un millón de votos, eso no quiere decir ni de lejos que esté muerto. Está muy fragmentado, pero sigue siendo muy numeroso».
Toda esta incertidumbre tanto en la Generalitat como en el Congreso «es previsible que salte un día por algún lado, por lo que es momento de que la sociedad española diga “basta” ante tanta inestabilidad social y económica», reclama Aquilino Cayuela. En este sentido, los cristianos tendrían mucho más que decir «si no padeciéramos el déficit político que nos afecta a los creyentes tanto en Cataluña como en el resto de España», detecta Josep Miró. Se refiere a que «hemos olvidado que la doctrina social forma parte también del magisterio de la Iglesia. Los cristianos no nos podemos limitar a la labor social a la hora de expresar públicamente nuestra fe. Tenemos que entrar en política, porque el bien común se construye desde este ámbito, y ahí el tablero debe contar con la participación de los católicos».