Una foto desde el cielo
El 15 de mayo fallecía en accidente de tráfico el fotógrafo oficial del V Centenario, Miguel Sánchez. Escribe la responsable de comunicación de la diócesis de Ávila
Siempre me regañabas cuando te daba las gracias por tu ayuda, por tu trabajo y disponibilidad. Pero sabes que soy cabezota y seguía agradeciéndote lo que hacías. Continúo haciéndolo, y creo que nunca será suficiente para reconocer todo lo que hiciste. Parece que tenemos que esperar a que se vaya alguien para reconocer su valía y decir lo bueno que era. Pero tú y yo sabemos que siempre traté de expresarte el cariño que llegué a tenerte en dos años. Con palabras y muchos emoticonos de Whatsapp, de esos que compartíamos varias veces al día. ¡Tenías tanta ilusión por este V Centenario! Siempre me decías que era una oportunidad histórica, y que estabas feliz por ser, de alguna manera, parte de él. Yo te digo de qué manera: siendo su reflejo. Ponías tanta pasión en tus trabajos que captabas como nadie la esencia de cada momento, esos detalles especiales que sabes que tanto me gustaban de tus fotografías, la luz que irradiaban tus imágenes. Y siempre comedido, con un respeto infinito, sigiloso, dando y ofreciendo. Siempre dispuesto. Nos bastaba un gesto, un movimiento: yo te explicaba el desarrollo de un evento, y ya sabías qué te iba a pedir, los ángulos donde moverte, los detalles que debías captar. Teníamos tantos proyectos, tanto trabajo por hacer… Perdóname si alguna vez te exigí más de la cuenta, o te robé tiempo de estar con los tuyos. Gracias a ti he descubierto que todavía hay gente que disfruta de su trabajo y pone todo el corazón en lo que hace. Como la Santa. Gracias a ti me he dado cuenta del verdadero significado de la entrega al otro sin condiciones, de la generosa disposición a compartir, a ayudar, a vivir. Y gracias a ti he podido ver de cerca el amor incondicional de una familia de bandera, de esas que quedan pocas.
Ahora, amigo, descansa, que te has ganado disfrutar del Cielo. Ahora quizá nuestra Santa te pueda decir si le gustaban más los retratos que hiciste de ella que aquel en el que Fray Juan de la Miseria la sacó «fea y legañosa». Dile de mi parte que no usabas Photoshop; no te hacía falta para captar la belleza y el sentimiento. Y quédate tranquilo: cuidaremos de Rocío, de Sergio y de Nacho, que han perdido a un marido y a un padre, pero han ganado un ángel protector. Como dice el último wasap que compartí contigo: Miguel, «Gracias. Por todo».