Un viaje en ambulancia para cumplir el último deseo - Alfa y Omega

Un viaje en ambulancia para cumplir el último deseo

La Fundación Ambulancia del Deseo cumple las ilusiones de los enfermos. Como un abuelo, que estaba en cuidados paliativos en el hospital, pero quería ver a su nieto jugar al fútbol. «Lo metimos en la ambulancia y nos lo llevamos al campo», recuerda Miguel Ángel Garrido

José Calderero de Aldecoa
Uno de los deseos cumplidos por la fundación. Foto: Ambulancia del Deseo.

2006. Holanda. El conductor de ambulancias Kees Veldboer llevó a Mario Stefanutto, un paciente con cáncer, al hospital para su quimioterapia. Al llegar, les dijeron en el centro médico que debían esperar cuatro horas y, entonces, Kees le preguntó a Mario qué le gustaría hacer. «No vamos a estar aquí parados todo este tiempo». Stefanutto, marino de profesión, le pidió al conductor si le puede llevar a ver el mar. Últimamente su vida era un continuo traslado al hospital, y vuelta para casa, y lo echaba de menos. Allá que fueron, y fue tal la alegría que se desató en Mario, que Veldboer le preguntó qué deseo le gustaría cumplir antes de morir. «Ir en barco por última vez». Entonces, el conductor tomó prestada una ambulancia de su empresa y le organizó una ruta por el puerto de Rotterdam.

La experiencia marcó tanto a Kees que apenas dos meses después creó la Fundación Ambulancia del Deseo para cumplir las ilusiones de todas esas personas que no podían desenvolverse sin la ayuda de una ambulancia y un equipo médico.

La entidad desembarcó en España en 2018 durante el I Congreso Internacional de Humanización de Urgencias, Emergencias y Catástrofes, que se celebró en Murcia gracias al impulso de Manuel Pardo, José Manuel Salas, Carolina Cánovas y Laura Juguera, fundadores todos ellos del Proyecto HURGE, que tiene como objetivo humanizar las urgencias de los hospitales. «Invitaron a Kees a dar una conferencia y les gustó tanto la idea que decidieron poner dinero de su bolsillo para montar la fundación también en España», asegura Miguel Ángel Garrido, miembro de la Ambulancia del Deseo.

Desde entonces, los 200 voluntarios de la fundación han cumplido los deseos de cerca de 100 personas. «Los primeros con una ambulancia que nos prestaron desde Holanda. Ahora ya tenemos nosotros dos vehículos con los que podemos hacer todas las salidas», explica Garrido, que recuerda especialmente un deseo que pudieron realizar la pasada Navidad. «Nos escribieron dos hermanas de Jumilla. Una de ellas tenía ELA, no se podía mover, pero quería ver las luces navideñas de Madrid. Le organizamos el viaje e incluso le llevamos con la ambulancia al Jardín Botánico por la noche, que es precioso».

Según Miguel Ángel Garrido, «la gente vuelve emocionada. Son cosas que no pueden hacer por ellos mismos». Como un abuelo, que estaba en cuidados paliativos en el hospital, pero quería ver a su nieto jugar al fútbol. «Lo metimos en la ambulancia y nos lo llevamos al campo». O como un holandés con cáncer que vino en febrero de 2020 a ver a su padre a Málaga y se quedó bloqueado en España por la pandemia. «En un momento dado se le disparó el cáncer y no quería morir aquí, sino en su tierra. Nos coordinamos con la Ambulancia del Deseo de Holanda y nosotros le llevamos hasta la frontera con Francia en pleno confinamiento y ellos le trasladaron hasta su casa», concluye Garrido.