Un encuentro entrañable - Alfa y Omega

La pasada semana vivíamos un momento especial y esperado. Durante los dos últimos años no hemos podido tener la presentación de la campaña del Día del Seminario por motivo de la pandemia de la COVID-19, pero el pasado miércoles pudimos tener una Eucaristía y posterior encuentro con algunos de los colaboradores de nuestro seminario. Fue una ocasión para dar gracias a Dios por tantas personas que hacen posible la formación sacerdotal con su oración, su ofrenda y entrega en favor de los seminaristas. Un testimonio elocuente de que «la maternidad de la Iglesia particular en la formación sacerdotal se ha de expresar en la corresponsabilidad como participación activa y efectiva de todos sus miembros, cada uno según su modo y competencia propios, a lo largo de todo el proceso» (PFS 380).

Fue Pío XII quien en 1941 dispuso la fundación pontificia Obra para las Vocaciones Sacerdotales, con el fin de fortalecer la cooperación entre la Santa Sede y las Iglesias locales en el campo de la pastoral vocacional para los ministerios ordenados y para la vida consagrada. Desde entonces, muchas han sido las iniciativas que en las diócesis se han venido realizando en favor de la promoción vocacional, desde los secretariados o delegaciones de pastoral vocacional. Una de ellas, ha sido la entrega y solicitud de las colectoras de nuestro seminario, que todos los meses recorrían las calles de su parroquia, haciendo presente por medio de la colecta y la oración que Dios sigue eligiendo a hombres de este pueblo para constituirlos en pastores de su Iglesia. Hay más de 70 años de fidelidad y entrega en esta gran obra, todo un estímulo para nuestros seminaristas y cuantos formamos esta comunidad educativa y por las que damos gracias a Dios. Algunas de ellas, en estos dos años, han sido llamadas a la casa del Padre, por lo que queríamos agradecer su entrega y encomendarlas a la misericordia del Señor.

Otra gran bendición de Dios es la Cadena de Oración por las Vocaciones, que se inició hace algo más de 15 años y cuenta ya con más de 4.500 personas. Hermanos que mantienen encendida de modo ininterrumpido la luz de la fe y la súplica al Señor día y noche para que envíe obreros a su mies. «¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?» (Sal 116).