Un convento para el Congreso
El Congreso de los Diputados se asienta en el solar del convento del Espíritu Santo, de Clérigos Regulares Menores (los caracciolini) que tuvieron casas también en Valladolid y Alcalá de Henares. Hoy siguen en Italia, Alemania, Filipinas, India, Congo, Kenia y Estados Unidos.
San Francisco Caracciolo (de bautismo Ascanio) fue uno de los tres fundadores de estos clérigos, por la confusión de un cartero quien le entregó una carta de sus otros dos compañeros, Adorno y otro Caracciolo (sin parentesco con él) en la que invitaban a otro Ascanio a fundar; y el santo sintió la llamada de Dios a pesar de que no era el destinatario. Al final, de los tres el único canonizado en 1807.
Una vez aprobada la orden en 1588, Adorno y Caracciolo vinieron a Madrid para abrir casa, pero nada; en 1594 Caracciolo volvió y el marqués de Tavara y después la marquesa del Valle cedieron terrenos en la carrera de San Jerónimo para la construcción del convento con iglesia que se inauguró en 1684. Antes habían vivido en casa del Caballero de Gracia y buenos líos tuvieron para la fundación, hasta apelar a Felipe II, por la prohibición de abrir más conventos y por las intromisiones de Jacobo de Grattis.
En 1823 el convento sufrió un grave incendio mientras asistía a Misa el duque de Angulema (el de los Cien mil hijos de San Luis) y los clérigos tuvieron que abandonarlo; al quedar vacío, su iglesia comenzó a utilizarse al servicio de instituciones del Estado, pues ya en 1834 hubo en ella reuniones de «procuradores y próceres». En 1843 comenzó su demolición para levantar otro edificio, ya para las Cortes, obra del arquitecto Narciso Pascual Colomer, y el 31 de octubre de 1850 fue inaugurado por la reina Isabel II.
En 1980 hubo una ampliación sobre un terreno anexo, en el que existió un hospital para italianos (1598-1885); y en 1994 y 2006 nuevas ampliaciones sobre otras propiedades, esta vez bancarias. Cuando en 2009 se rehabilitaron los sótanos del Congreso aparecieron restos humanos, seguramente del osario del antiguo cementerio del convento.
La Santa Sede declaró a san Francisco Caracciolo patrono de los cocineros de Italia. Que el patronazgo alcance a la cocina del Congreso.