Respuesta alentadora de los lefebvrianos

«Es un paso alentador». Con estas palabras, el padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, comentó, la pasada semana, a los periodistas la respuesta al Papa del obispo Bernard Fellay, superior general de la Fraternidad de San Pío X. Podría ser un paso decisivo para superar una de las heridas todavía abiertas en la Iglesia, después de que el fundador de esa fraternidad, el arzobispo francés Marcel Lefebvre, consagrara en 1988 a cuatro obispos de la fraternidad sin el permiso de Juan Pablo II, quien lo calificó de acto cismático. Exponentes de la Fraternidad de San Pío X, que se caracteriza por celebrar el rito litúrgico extraordinario, precedente al Concilio Vaticano II, han descalificado, en el pasado, algunos de los documentos de aquel acontecimiento eclesial, en particular porque se oponen al reconocimiento de la libertad religiosa y al diálogo con las demás comunidades cristianas o con las demás religiones. El Papa, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha pedido a la fraternidad que firmen un documento en el que se reconoce el valor del Concilio Vaticano II. De esta respuesta dependerá su regreso a la comunión plena en la Iglesia católica. Un comunicado emitido por la Comisión Pontificia Ecclesia Dei, encargada de mantener las relaciones con la fraternidad, explica que esta respuesta «ahora es sometida al examen de la Congregación para la Doctrina de la Fe», que, a su vez, después la someterá al Santo Padre para el pronunciamiento definitivo. Todo esto, según aclaró el padre Lombardi, tendrá lugar «en tiempos breves», en el «espacio de alguna semana». Y añadió el portavoz vaticano: «Quien ha leído la respuesta asegura que es una respuesta diferente de las que hasta ahora habían sido consideradas como insuficientes». Se trata, por tanto, «de un paso adelante, una respuesta diferente y más alentadora», aunque todavía el proceso no ha terminado.