Renace la esperanza del pueblo egipcio
Un año después del referéndum que aprobó la Constitución de corte islamista, Egipto vuelve a celebrar otro plebiscito los días 14 y 15 de enero para que el pueblo opine sobre la nueva ley fundamental, que prohíbe, entre otras cosas, el establecimiento de partidos políticos con base religiosa y elimina el artículo sobre la sharia. Mientras en la calle se recrudecen las revueltas entre el Ejército y los partidarios de los Hermanos Musulmanes -sobre todo después de que el Consejo de Ministros egipcio calificase al partido islamista de organización terrorista-, los cristianos coptos han celebrado la Navidad entre la esperanza de pasar página y el miedo de ser una diana fácil para quienes les consideran responsables de la deposición del presidente Morsi
La esperanza está respaldada por la reciente visita de Adli Mansur, presidente de facto, al papa copto Tawadros II en la catedral de San Marcos -algo que no ocurría desde que Nasser asistiese a la ceremonia de consagración de la catedral hace más de 40 años-, y que, según los expertos, puede ser señal muy positiva para los coptos. También es buena noticia para los cristianos egipcios el encuentro que mantuvieron, el 1 de enero, Tawadros y el gran imán de la Universidad de Al Azhar, Ahmed el-Tayeb. Un acercamiento que coincide con el reinicio del diálogo de la institución educativa con el Vaticano, según declaró el portavoz Federico Lombardi tras la visita a Al Azhar del padre Miguel Ángel Ayuso, secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y de monseñor Jean Paul Gobel, Nuncio en Egipto. Las conversaciones se interrumpieron por voluntad de la Universidad, que había interpretado las declaraciones de Benedicto XVI sobre la necesidad de proteger a los cristianos en Egipto y en Oriente Medio -pronunciadas tras el atentado contra la Catedral copta de Alejandría en 2011, como una «indebida interferencia occidental».
Pero el miedo, la otra cara de la moneda, también viene respaldado por la violencia que se respira en las calles egipcias. Según monseñor Antonios Aziz Mina, obispo de Giza, durante la Navidad ortodoxa, cuyo día grande fue el pasado lunes, 7 de enero, «la policía cerró las calles cercanas a la parroquia, y hubo fuertes medidas de seguridad para asegurar un poco de paz», lo que define como «una Navidad blindada». Según el obispo, es la primera vez que sucede de un modo tan radical, aunque, reconoce, los Hermanos Musulmanes «llevan muchos años dividiendo el país». Lo mismo aseveró la misionera comboniana Expedita Pérez, durante una conferencia sobre persecución en Oriente Medio, organizada por Fuente Latina en Madrid: «en el Alto Egipto, la persecución religiosa es algo de la vida cotidiana. Cada día, numerosas familias que tienen que abandonar sus hogares, amenazadas de muerte por partidarios radicales de los Hermanos Musulmanes. Y tienen que salir con lo puesto de su tierra, porque si no, los matan». Aunque, reconoce, «no es un problema provocado por los musulmanes en general, sino por los radicales en particular». De hecho, desde que comenzó la Primavera Árabe, en 2011, más de 300.000 coptos -según el padre Rafic Greiche, portavoz de la Iglesia católica en Egipto- han huido del país del Nilo.
Pese a este éxodo, para la misionera comboniana, con la cercanía del referéndum, «el pueblo egipcio está volviendo a renacer». Desde la Iglesia, añadió Expedita, «nos unimos a ese renacer de la esperanza del pueblo egipcio».