Este semanario se sintió honrado la pasada semana con la visita del filósofo Fernando Savater. Con él –uno de los más importantes pensadores vivos hoy en España–, Alfa y Omega inaugura un serie de coloquios con diversas personalidades más o menos alejadas de la Iglesia, al modo del Atrio de los Gentiles impulsado por Benedicto XVI. Crear espacios de encuentro en los que creyentes y no creyentes puedan debatir amigablemente sobre cualquier cuestión creemos que es –de entrada– un servicio a la convivencia. No sería además coherente pedir respeto a la legítima presencia de la fe en el espacio público si no se está dispuesto también a traducir esa fe en argumentos racionales comprensibles por el otro, como afirmaba Jürgen Habermas en su célebre debate con el entonces cardenal Joseph Ratzinger. En la línea de su amigo Habermas, tampoco Savater afirma ni niega la existencia de una verdad objetiva más allá de la razón humana, pero su confianza en esa razón práctica («¡Es lo que tenemos!», le decía el filósofo al sacerdote Javier Alonso Sandoica) ofrece una base sólida para el entendimiento.