A la sociedad civil croata
Agradezco al profesor Zurak que haya recordado las raíces cristianas de numerosas instituciones culturales y científicas de este país, como ha sucedido también en todo el continente europeo. Es necesario recordar estos orígenes, además, por fidelidad a la verdad histórica, y es importante saber leer en profundidad dichas raíces, para que puedan dar ánimo también al hoy. Es decir, es decisivo percibir el dinamismo que hay en un acontecimiento, como, por ejemplo, el nacimiento de una universidad, o de un movimiento artístico o de un hospital. Hay que comprender el porqué y el cómo de lo que ha sucedido, para apreciar en el hoy dicho dinamismo, que es una realidad espiritual que llega a ser cultural y, por tanto, social. Detrás de todo hay hombres y mujeres, personas, conciencias movidas por la fuerza de la verdad y del bien. Se han citado algunos hijos ilustres de esta tierra. Quisiera detenerme en el padre Ruder Josip Boskovic, jesuita, nacido en Dubrovnik hace ahora trescientos años. Él encarna muy bien la compenetración entre fe y ciencia, que se estimulan mutuamente para una búsqueda, al mismo tiempo abierta, diversificada y capaz de síntesis. En Boskovic encontramos el análisis, el estudio de las múltiples ramas del saber, pero también la pasión por la unidad. Y esto es típico de la cultura católica. Por eso mismo, la fundación de una Universidad Católica en Croacia es signo de esperanza. Deseo que ella contribuya a crear unidad entre los diversos ámbitos de la cultura contemporánea, los valores y la identidad de vuestro pueblo, dando continuidad a la fecunda contribución eclesial a la historia de la noble nación croata.
(4-VI-2011)