Radiografía actual del yihadismo en España - Alfa y Omega

Durante las últimas semanas no han sido pocas las noticias publicadas en medios de comunicación en relación a diferentes operaciones contraterroristas realizadas en España, las cuales se han saldado con la detención de individuos implicados en actividades yihadistas. Tanto es así, que solo en el primer trimestre de 2025 ya han sido detenidas en España por presuntos delitos de terrorismo yihadista 39 personas en una veintena de operaciones policiales que se han repartido por todo el país. La provincia de Barcelona continúa siendo el gran foco sobre el que se desarrolla buena parte de la actividad contraterrorista en nuestro país. 

El número de yihadistas arrestados en España durante los últimos años no ha dejado de crecer. La elevada intensidad con la que se está haciendo frente a esta amenaza solo se explica por el enorme desafío que el yihadismo sigue representando desde hace más de dos décadas para nuestra seguridad. Y este desafío viene motivado en buena parte por la aparición durante los últimos años de perfiles yihadistas cada vez más dispares. Como botón de muestra del amplio abanico de personas implicadas en actividades yihadistas podemos traer algunos ejemplos a colación, tales como los dos detenidos en el mes de diciembre en Alicante. Ambos estaban unidos en matrimonio y, mientras que la mujer, de nacionalidad mexicana, apoyaba los postulados de Estado Islámico, el hombre, de procedencia argelina, defendía la actividad terrorista de Hamás. Otro ejemplo de la amplitud de perfiles lo encontramos en uno de los detenidos en julio, precisamente en Barcelona, durante el desarrollo de una operación en la que se desmanteló una célula que realizaba labores de apoyo en favor de Hizbulá. El detenido al que se hace referencia, de origen libanés, tenía 69 años en el momento de su detención. Como último ejemplo, en Montellano (Sevilla) fue detenido a inicios de 2024 un menor de 15 años que se encontraba manipulando explosivos con la intención de cometer un atentado terrorista en su instituto. 

Estos pocos ejemplos citados son suficientes para comprobar de forma empírica cómo la actividad yihadista en España está siendo desarrollada en estos momentos tanto por hombres como mujeres; tanto por menores como por septuagenarios; tanto por españoles como por extranjeros. Precisamente, la falta de un perfil homogéneo es una dificultad añadida más a la ya de por sí difícil lucha contra el extremismo y la prevención de la radicalización violenta, siendo esta una realidad que afecta al conjunto de Occidente.

En la actualidad, son cuatro los grandes retos que plantea la amenaza yihadista para España. El primero es la existencia de individuos que se autorradicalizan a partir del consumo de propaganda yihadista en medios online y que, en una fase avanzada de su proceso de radicalización, deciden cometer acciones violentas. Así ocurrió en enero de 2023  en Algeciras, donde un terrorista asesinó al sacristán Diego Valencia tras atacarlo con un machete. El segundo de los desafíos es el retorno de los combatientes terroristas extranjeros, quienes en su día se desplazaron para combatir bajo la bandera de Estado Islámico en el califato yihadista sirio-iraquí y años después deciden retornar a su país de origen más radicalizados y con experiencia en el manejo de armamento. Esto los convierte en potenciales amenazas tanto para perpetrar atentados como para adoctrinar a otras personas. El tercer reto lo encontramos en el interior de las prisiones, centros que históricamente han sido punto de inicio y catalizador de procesos de radicalización. En su interior se dan todos los elementos y condicionantes necesarios para que se lleven a cabo labores de proselitismo al compartir espacio tanto figuras con potenciales capacidades de adoctrinamiento como personas que son susceptibles de ser radicalizadas. El último de los desafíos, y con toda seguridad el más preocupante de los enumerados, es el incremento exponencial de jóvenes en actividades yihadistas. En 2024, más del 40 % de los detenidos por presuntos delitos de terrorismo en España tenía menos de 25 años. Y lo que es más preocupante, entre ellos había 15 menores. 

Al igual que ocurre con los adultos, el perfil de los yihadistas más jóvenes también ha evolucionado. Lejos queda ya la figura en la que ellos eran exclusivamente las víctimas de procesos de radicalización iniciados por figuras de referencia. Ahora, son ellos los que inician las tareas de adoctrinamiento hacia otros menores empleando los amplios conocimientos que tienen como nativos digitales. El uso de las nuevas tecnologías en entornos online son el nuevo escenario de batalla. Y, bajo este nuevo paradigma, se antoja imprescindible una mayor presencia parental para evitar que nuestros hijos accedan a contenido extremista que pueda abrir las puertas a un mundo de violencia.

El autor intervino en la VII Jornada Población, Seguridad y Territorio de la Universidad Católica de Valencia, celebrada el 1 de abril, sobre Radicalización violenta y yihadismo.