Que la amabilidad se imponga en la vida pública
Un grupo de políticos de distintos acentos se reunió con el cardenal Cobo para generar un espacio de escucha «en el que no hablaron las siglas, sino las personas detrás de ellas»
Catorce personas con responsabilidades políticas y ganas de escucharse sin coacciones, enfrentamientos o chabacanismos. De debatir, sí. De comprender, también. De poner al hombre en el centro de su vocación, todavía para muchos una de servicio al bien común. El pasado 13 de junio, el cardenal Cobo, arzobispo de Madrid, se reunió con un variopinto grupo en el que socialistas, populares, miembros de Más Madrid y de Por Un mundo Más Justo siguieron la estela de los encuentros comenzados con el cardenal Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid, nacidos tras la pandemia y continuados durante un tiempo en colaboración con la Academia de Líderes Católicos.
El cardenal Cobo, además de aplicar la sinodalidad también en este campo, «les dio las gracias por haber dejado que su fe les condujera al compromiso con el bien común y la justicia social a través de la militancia en diferentes partidos», como explica el vicario Pastoral, José Luis Segovia, presente en el encuentro. «La Iglesia no se identifica con ninguno, pero quiere contribuir a redignificar la política y a los políticos, y quiere ser un espacio para el encuentro, el diálogo, y el debate sosegado desde la amistad y la fraternidad». Los presentes se mostraron, «no desde su papel institucional, sino como creyentes frecuentemente comprometidos en diversas realidades sociales y eclesiales» y coincidieron en «lamentar la polarización y la demonización del adversario. Antes se debatían con pasión las ideas, pero se respetaba a las personas. Ahora se ha vuelto difícil tomarse hasta un café con el que no es de la misma formación política», añade Segovia. El encuentro fue una expresión de respeto: «no hablaban las siglas, sino los seres humanos que están detrás de ellas».
Corrobora esta visión Gonzalo Robles, senador por el Partido Popular y uno de los participantes en el encuentro. «Había un sentir general de escucharse, algo inesperado en este momento en el que nadie se escucha», asegura en conversación con Alfa y Omega. «Estamos bloqueados en muchos aspectos sencillamente porque no se establecen encuentros y diálogos». Para Robles, «es un buen síntoma de entrada que hagamos el mismo análisis desde diferentes sensibilidades; hace dos o tres años no éramos conscientes del deterioro que estamos sufriendo». Eso sí, no es fácil «implementar esto solo con la buena voluntad de unos pocos». El ambiente «luego absorbe» y «nos hemos acostumbrado a ver actuaciones y valores contrarios a los culturales y democráticos. Cada día hay un escándalo mayúsculo y no pasa nada». El senador propone plantar y regar esta semilla iniciada, «aunque seguro no exentos de subidas y bajadas». Pero hay que «mantener estos núcleos, con objetivos concretos» y «resetear el sistema. Así no podemos seguir; no es bueno para nadie».
Esa fue una de las conclusiones del evento: ideas de futuro para continuar con estas reuniones, con el arzobispo presente en ellas. El cardenal Cobo, además, acogió la idea de que en torno a la fiesta de santo Tomás Moro, patrono de los políticos, se realice una celebración específica que apoye el valioso trabajo de la vocación a la vida pública.
Ignacio de Benito, concejal del Grupo Municipal Socialista de Madrid y también presente en la reunión, agradece especialmente a la archidiócesis la iniciativa, «que lejos del partidismo, propone foros de encuentro y fomenta el compartir puntos de vista y aspectos de la política en los que sí estamos de acuerdo y en lo que los medios no inciden porque no son noticia». El socialista, al hilo de la sinceridad compartida en el encuentro, al hablar con este semanario incide en que «vivimos en estado de alerta», por lo que «estar en un espacio seguro concede frutos mucho más positivos, porque existe una predisposición previa. Y ahí se consigue humanizar al adversario». Esto, en medio de una sociedad polarizada «en la que parece que para que tengas espacio en los medios tienes que ser lo más burro que puedas, genera una tensión que hace que, a día de hoy, el ambiente político y social sea irrespirable».
De Benito amplía aquí el espectro y asegura que, de esto, todos «somos corresponsables». Porque, seamos sinceros, «un discurso propositivo de tres minutos en las redes no lo mira nadie más de cinco segundos, porque no hay mensaje agresivo». La realidad es que «es imposible escuchar argumentos cuando el fin es confrontar y no convencer». Pero, en este encuentro, «hemos esgrimido y propuesto pensamientos reconociendo que no tenemos por qué coincidir todos al 100 %».
El concejal concluye valorando el Evangelio «que el cardenal Cobo tiene en la cabeza: que propone, no impone, acoge a todos. Me parece precioso tener una Iglesia implicada en esto, que sabe que es necesario rebajar la tensión para entendernos unos y otros como los hijos de Dios que somos». Por su parte, el arzobispo recogió todos los anhelos y sinsabores y reivindicó «la amabilidad en la política y en las relaciones» y dejó claro que «la Iglesia pone la mesa e invita a dialogar». Eso sí, añade el vicario Pastoral, «una de las conclusiones es que no hay que utilizar a la Iglesia como arma arrojadiza; el Evangelio no es un estigma, es una interpelación para cambiar la mirada».