Papa Francisco: «Seguiré trabajando por la abolición de la pena de muerte»
Advierte a la Comisión Internacional que «la omisión de ayudar a otros cuando podemos hacerlo, no puede esperar más»
En un encuentro con delegados de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, el Papa Francisco ha asegurado este lunes que «seguiré trabajando junto a ustedes por la abolición de la pena de muerte», con la certeza de que «toda vida es sagrada y que la dignidad humana debe ser custodiada sin excepciones».
En el extenso discurso entregado a sus visitantes, el Papa reconoce que «la legítima defensa no es un derecho sino un deber para el que es responsable de la vida de otro» pero, al mismo tiempo, «todo uso de fuerza letal que no sea estrictamente necesario para este fin solo puede ser reputado como una ejecución ilegal, un crimen de estado».
En esa línea, Francisco ha alertado sobre «las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, que son un fenómeno lamentablemente recurrente en países con o sin pena de muerte legal». En su opinión, «se trata de homicidios deliberados cometidos por agentes estatales, que a menudo se hacen pasar como resultado de enfrentamientos».
El Papa ha explicado que la reciente reforma del Catecismo para excluir totalmente la pena de muerte no rompe con la doctrina tradicional sino que la desarrolla pues «la Iglesia siempre ha defendido la dignidad de la vida humana».
Lo sucedido es que «en siglos pasados, cuando se carecía de los instrumentos de que hoy disponemos para la tutela de la sociedad y aún no se había alcanzado el grado actual de desarrollo de los derechos humanos, el recurso a la pena de muerte se presentaba en algunas ocasiones como una consecuencia lógica y justa. Incluso en el Estado Pontificio se ha recurrido a esta forma inhumana de castigo».
Además de reiterar su apoyo a la moratoria solicitada por Naciones Unidas, en cuanto camino hacia la abolición, Francisco ha pedido que se sumen a ella los Estados que todavía incluyen la pena de muerte en sus códigos penales.
Entre otras reflexiones sobre el valor de la vida, el Papa ha recordado que «las penas perpetuas, que quitan la posibilidad de una redención moral y existencial, a favor del condenado y de la comunidad, son una forma de pena de muerte encubierta».
Al mismo tiempo que celebraba la mayor sensibilidad en los ambientes jurídicos por el respeto a la vida, Francisco ha advertido que «menor atención suscita la omisión de ayudar a otros cuando podemos hacerlo. Es una reflexión que ya no puede esperar más».
Juan Vicente Boo / ABC