Omella: «El Black Friday normaliza el consumo exagerado» - Alfa y Omega

Omella: «El Black Friday normaliza el consumo exagerado»

El cardenal arzobispo de Barcelona invita a los cristianos con motivo del inicio del Adviento a que se plantee una vida más sostenible. Y tiene un recuerdo especial con los más pobres, para quienes «todos los días son black fridays, «días oscuros en los que buscarse la vida»

Fran Otero
Foto: Reuters / Nacho Doce.

El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, dedica su carta semanal al Black Friday, una iniciativa, según dijo, que contribuye «a normalizar un consumo exagerado, a consumir por consumir, no por necesidad». Y por ello pide a los cristianos una reflexión profunda sobre esta cuestión y que apuesten, ahora que empieza el Adviento, por un modo de vida más sostenible. «No se trata de renunciar a consumir, sino de comprar lo realmente necesario, de comprar para el que sí lo necesita», añade.

En el texto recuerda que estos días «miles de personas salen a la calle con un único objetivo: encontrar las mejores ofertas». Y continúa: «La locura de ese día es tal, que incluso hay personas que se toman un día de fiesta para poder ir a comprar, ya que no pueden resistirse a las tentadoras ofertas. Empieza la carrera, una auténtica aventura. Se registran largas colas de personas en busca de precios irresistibles que llenan calles y centros comerciales. Incluso hay personas que acampan fuera de los comercios para ser los primeros. Todo eso para ahorrar unos euros […]. El fin de vender a toda costa justifica los medios».

En medio de este fenómeno, recuerda a otras personas que «salen a la calle buscando otra clase de oportunidades; conseguirlas también será una gran aventura». «Les espera un día lleno de emociones, porque no saben dónde ni cómo pueden encontrar lo que necesitan. Es probable que no consigan nada. Estos aventureros son los pobres de nuestra sociedad. Para ellos, todos los días son black fridays, días oscuros, porque a diario tienen que buscarse la vida. Algunos, haga frío o calor, aguantan estoicamente largas colas para ser atendidos o encontrar un plato en un comedor social», escribe.

El purpurado se una al Papa en el cuestionamiento de la economía actual, «una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano, que promueve un consumo extremo». «Francisco ha denunciado en varias ocasiones lo que él llama la cultura del descarte, que considera “al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”. Estamos hablando de ancianos, pobres, discapacitados o parados de larga duración. ¿Vamos a permitir que se les considere como bienes de consumo, de usar y tirar?», concluye.