Nuncio en Filipinas: «Marcos desea colaborar con la Iglesia»

A menos de tres semanas de la toma de posesión del nuevo presidente de Filipinas, la Iglesia tuvo ocasión el viernes de acercar posturas con Ferdinand Bongbong Marcos. Fue durante un encuentro del nuncio, Charles Brown, con el hijo del exdictador, ganador de las elecciones del 9 de mayo.

Aunque la entrevista se produjo en el marco de las audiencias con otros embajadores europeos, Marcos «me aseguró su deseo de colaborar y cooperar estrechamente con la Iglesia y la Santa Sede», ha afirmado Brown este lunes a Radio Veritas, según recoge el medio católico Licas. El también decano del cuerpo diplomático ha asegurado que «tuvimos una conversación muy productiva, alentadora y positiva».

A pesar de la oposición a Marcos de buena parte de la Iglesia católica, incluida su jerarquía, tras su aplastadora victoria varias entidades católicas le han tendido la mano en las últimas semanas. Eso sí, con matices. El 26 de mayo, Cáritas anunció en un comunicado su disposición a ejercer «una cooperación basada en principios». En otras palabras, «apoyaremos todos los programas de la administración que respeten los derechos y dignidad del pueblo filipino».

El Consejo de Laicos de Filipinas hizo suyas estas palabras. Pero su presidente, Raymond Daniel Cruz, también animó a sus miembros a no permanecer en «modo de espera». Con «los muchos asuntos sin resolver» tras las elecciones, exhortó a implicar proactivamente» a los votantes desde las parroquias, las entidades educativas católicas y la sociedad civil. Es necesario «abordar las bases fundacionales» del país, «que se han visto sacudidas y debilitadas a lo largo de los años».

Una bofetada para la Iglesia

Más autocrítico se ha mostrado el responsable de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales, Marcelino Antonio Maralit. A la vista del poco eco que encontró el apoyo de los líderes católicos a la exvicepresidenta y contrincante de Marcos, Leni Robredo, se ha preguntado «si no habremos perdido nuestra voz como jerarquía».

«Ya no somos tan creíbles», lamentaba en una entrevista el sábado a The Manila Times. La Iglesia puede haber perdido ascendiente sobre la sociedad de Filipinas. O, si lo conserva, «nuestro mensaje no llega… quizá no hablamos el mismo idioma». En su opinión, se trata de una prueba más de algo que «nuestra gente ya llevaba tiempo intentando decirnos», y que la jerarquía no ha escuchado porque está «desconectada». Cree que el resultado de las elecciones «es una bofetada para despertarnos a la realidad». A partir de ahora, la Iglesia debe asumir el desafío de «traer a la Iglesia el mensaje de la gente», más que «por llevar el mensaje de la Iglesia a la gente».