Nuevo enfoque ecológico: hacia una sociedad ecosostenible - Alfa y Omega

Con el final año especial dedicado a Laudato si, clausurado hace poco más de un mes, se iniciará una plataforma de acción de dicha encíclica del papa Francisco, con un plan para los siguientes ocho años. Tras establecerse el día internacional de la madre tierra el 22 de abril por la ONU en 2009, algunos países ya han declarado los derechos de la tierra para elevarlos a un debate en la ONU e internacionalizarlos. Se han incluido protocolos en la Constitución de países como Ecuador o Bolivia con la idea clave de que el bienestar de las personas depende de la salud de la naturaleza, frente al modelo consumista.

El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo: «La madre tierra está instando claramente a la acción. Recordemos que necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta». Este marco sirve para reflexionar sobre el tema que nos ocupa: ante los desafíos del medio ambiente, debemos actuar con la responsabilidad de seres humanos que no dominan, ni se sienten poseedores de la tierra y de sus riquezas, sino como usuarios que cuidan y buscan activamente dejar el planeta en las mejores condiciones a las nuevas generaciones.

La tierra es un sistema en que todo está interconectado y, por tanto, somos responsables de su mal uso y destrucción. Por ello, vemos que hay una íntima conexión entre el sentido de la vida y el cuidado del planeta. Si solo pensamos en criterios del hoy, de un carpe diem mal entendido, con mentalidad de consumidores e individualista, sin sentido de pertenencia, nos convertimos en depredadores del medio ambiente, para extraerle todas las riquezas, por medio de multinacionales que se mueven por turbios negocios y pactan con gobiernos corruptos. Estos explotan los recursos naturales hasta agotarlos, en beneficio de unos pocos. Arrasan selvas, se apropian del agua, del suelo, sin importarles los seres humanos que allí malviven y a los que se les roba sus recursos.

Sobran ejemplos como el oscuro negocio de la extracción del coltán en El Congo, documental emitido en el programa En tierra hostil de Antena 3 en 2015. En él se muestra de modo clarividente el impacto social y medioambiental de las tecnologías móviles que consumimos. Quizá convendría indicar en una etiqueta su origen en coste humano, como las de los alimentos que nos indican qué comemos. Esto nos haría más conscientes de su uso y no cambiaríamos con tanta frecuencia de instrumentos electrónicos.

El reciente asesinato, el pasado 27 de abril, de dos periodistas, el navarro David Beriain y el vasco Roberto Fraile, junto con el guardabosques irlandés Rory Young en Burkina Faso, por preparar un reportaje audiovisual sobre la caza furtiva de animales protegidos y su tráfico en el mercado negro, muestra el interés de informar sobre el terreno. Este triple asesinato ha conmocionado al mundo por su valentía en la defensa de la vida silvestre, que es la fuente de vida y trabajo de los seres humanos que allí habitan.

Ante la próxima cumbre del clima que tendrá lugar en Glasgow en noviembre de este año, más de 300 líderes religiosos del mundo entero, reunidos en un encuentro multiconfesional, en conexión con la encíclica Fratelli tutti del Papa Francisco, han pedido a políticos y financieros custodiar la naturaleza al abordar la crisis climática. Una fraternidad humana solo se entiende en el contexto de una armonía planetaria, que protege el espacio común proporcionando tierra, techo y trabajo a todo ser humano.

Maialen Aguinaga Alfonso

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