Nueva provocación en China
Las autoridades chinas vuelven a tensar las relaciones con la Santa Sede, con la ordenación de un nuevo obispo ilegítimo. Al día siguiente, fue ordenado un obispo auxiliar en Shangai, con el acuerdo de Roma y Pekín. Cuando el prelado anunció que rompía con la gubernamental Asociación Patriótica, los representantes oficiales enfurecieron, y en la catedral los fieles prorrumpieron en aplausos
La ordenación ilícita en Harbin, al norte de China, había sido pospuesta en varias ocasiones, y llegó a pensarse que el Gobierno podría desistir. La comunidad católica celebró jornadas de oración y de ayuno, pero finalmente la ordenación se produjo el 6 de julio. Participaron cinco obispos reconocidos por la Santa Sede. Todos ellos incurrieron en excomunión inmediata. La pena, sin embargo, puede ser revocada, por arrepentimiento, o porque los obispos se hubieran visto forzados a participar en la ceremonia. Harbin cuenta con un administrador apostólico en comunión con el Papa, que fue arrestado, días antes de la ordenación. Tras la ceremonia, fue puesto en libertad.
La Santa Sede intentó por varios medios impedir la ordenación episcopal. El 3 de julio, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos alertaba en una nota de que este acto «sólo producirá divisiones, heridas y tensiones dentro de la comunidad católica en China». Y al Gobierno, se les hacía notar que este acto «entraría en contradicción con los signos de diálogo» entre la Santa Sede y China. Las autoridades calificaron la Nota de «bárbara e irracional», y acusaron al Vaticano de «restringir la libertad» y de «intolerancia».

El incidente añade presión contra la estrategia de acercamiento impulsada por el Papa. El objetivo es reconciliar a la Iglesia subterránea con la oficial, tendiendo puentes para la comunión. Fruto visible han sido varios nombramientos episcopales en los últimos años, con el acuerdo de ambas partes. Ése fue el caso, el 7 de julio, de monseñor Thadeus Ma Daqin, auxiliar de Shangai. El nuevo obispo, sin embargo, provocó el estupor de las autoridades, al anunciar, tras la ordenación, que abandona la Asociación Patriótica, controlada por el régimen. El gesto provocó un prolongado aplauso de los fieles en la catedral. Al día siguiente, en circunstancias poco claras, el obispo se retiró al santuario de Shenshan. Según fuentes locales, citadas por Ucanews, permanece en libertad, aunque se le impide ejercer su ministerio.