No todo es de color de rosa - Alfa y Omega

En los artículos anteriores hemos enfatizado los valores y fortalezas de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo partiendo de la experiencia diaria en el centro Casa Santa Teresa que las Hijas de Santa María de la Providencia tenemos en Madrid. Pero no quisiera que todo pareciera de color de rosa, porque no sería real.

Desde la fe sabemos que Dios «da sus tesoros» a las familias que pueden acoger ese tesoro. Pero está claro que el regalo a veces, o casi siempre, viene envuelto en un papel difícil de desenvolver, a veces arrugado. Y dentro del paquete, además del tesoro enorme y preciado, hay dolor, sueños rotos, incertidumbre por el porvenir, costes económicos, necesidad de recursos adecuados, gestión de emociones y otros muchos añadidos que, ciertamente, pesan a las familias que los acogen.

Desde Casa Santa Teresa hemos intentado siempre apoyar a las familias en su proceso de aceptación, en sus lógicas angustias sobre el futuro y, en definitiva, en su día a día para nada fácil.

En algunos casos y con algunos síndromes, ese día a día se hace duro, muy duro, y no siempre la Administración responde con la celeridad requerida. Sin embargo el movimiento asociativo, las ONG y la Iglesia estamos siempre dispuestos a intentar ofrecer recursos innovadores, soluciones adecuadas para cada situación y, sobre todo y por encima de todo, garantizamos una atención con calidad humana y perfil cristiano, que también es importante.

Lo mismo podríamos decir del personal de los centros para personas con discapacidad. Este colectivo, no siempre bien retribuido, necesita una gran carga de motivación y de vocación para llevar a cabo su tarea más importante, que es la de acompañar, educar, integrar, cuidar, normalizar… Hay tareas que no se pueden hacer por dinero, porque no habría dinero suficiente para recompensar el esfuerzo mental ni el físico, ni el lógico estrés acumulado.

Las personas con discapacidad siguen siendo unas cracks, pero también lo son y mucho, las familias, los tutores, los profesionales y todas las personas que dan lo mejor de sí en los centros, apostando por una atención de calidad centrada en la persona y pensando en su inclusión.