No te lo digo... te lo cuento - Alfa y Omega

Quiero poner el énfasis sobre un aspecto de nuestro estilo y carisma que hemos tocado con las manos en este tiempo de pandemia. Para los menos familiarizados, empezaré por decir que providencia es el amor de Dios hecho concreto en nuestra vida de cada día.

La mano providente de Dios se hecho tangible en estos meses tan difíciles de pandemia a través de la generosidad de la gente, de la solidaridad, de la cercanía, de la donación de EPI, de traernos el pan fresco y de hacernos la compra de lo más necesario.

 Nuestro fundador, san Luis Guanella, solía decir, con una  frase muy ilustrativa, que las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo son una especie de pararrayos potentes y eficaces que atraen la corriente de la bondad, de la solidaridad y de la providencia. Y nosotras lo experimentamos siempre. Estamos seguras de que tanto cuidado viene de Dios.

Nosotras a su vez, desde nuestro compromiso y vocación, intentamos también ser providencia para cuantos nos rodean, como María en las bodas de Caná.

En este icono evangélico tan emblemático descubrimos a María, como Madre de la Providencia (que es Jesús), porque solo Ella se da cuenta de que falta el vino, que falta lo esencial para la fiesta. Y cuantas veces en la fiesta de la vida faltan el vino de la alegría, el de la inclusión, el del bienestar, el vino de la salud, de la familia, el vino de la promoción humana, el vino de la educación y tantos otros vinos que suelen faltar.

Las personas especiales son providencia para todos nosotros, que nos creemos listos, muy capaces y, sin embargo, somos vulnerables y frágiles. La fragilidad nos hace grandes, esta es la única certeza. Y con nuestra fragilidad le permitimos a Dios que demuestre su grandeza y su poder sanador sobre nosotros. Cuanto más pequeñitos, más grandes delante de Él. Cuanto más nos sentimos necesitados de apoyo y de ayuda, más el Señor se hace providencia para cada uno de nosotros.

Entonces solo queda dar gracias a Dios por su presencia amorosa, manifestada a través de tantas personas que vehiculan la providencia para que se haga concreta en nuestra vida real.