«No olvidemos que la alegría de Jesús crece anunciándola», recuerda Francisco en el Regina Coeli - Alfa y Omega

«No olvidemos que la alegría de Jesús crece anunciándola», recuerda Francisco en el Regina Coeli

Este lunes de la Octava de Pascua, el Papa ha agradecido los mensajes de cercanía y oración y ha deseado que llegue el don de la paz del Señor Resucitado donde hay más necesidad

Redacción
El Papa durante el rezo mariano el lunes de la Octava de Pascua
El Papa durante el rezo mariano el lunes de la Octava de Pascua. Foto: CNS photo / Vatican Media.

El Papa Francisco este lunes de la Octava de Pascua, en sus saludos después del rezo mariano del Regina Coeli, ha agradecido los mensajes de cercanía y oración y ha deseado, asimismo, que llegue el don de la paz del Señor Resucitado donde hay más necesidad: a las poblaciones devastadas por la guerra, el hambre y cualquier forma de opresión.

El Evangelio de este día muestra la alegría de las mujeres por la Resurrección de Jesús: ellas, dice el texto, salieron del sepulcro con «gran alegría» y «corrieron a contarlo a sus discípulos». Francisco a recordado a los presentes en la plaza de San Pedro que «compartir la alegría es una experiencia maravillosa, que aprendemos desde muy pequeños», y ha puesto el ejemplo de los niños que sacan buenas notas en el colegio y corren a enseñárselas a sus padres, o un nacimiento, o un logro deportivo de un joven.

Las mujeres, en la mañana de Pascua, experimentan esto, pero de una manera mucho mayor, «porque la Resurrección de Jesús no es solo una noticia maravillosa o el final feliz de una historia, sino algo que cambia nuestras vidas por completo y para siempre». Es «la victoria de la vida sobre la muerte, de la esperanza sobre el desaliento». Con Él, ha aseverado el Pontífice, «cada día se convierte en la etapa de un viaje eterno, cada “hoy” puede esperar un “mañana”, cada final un nuevo comienzo, cada instante se proyecta más allá de los límites del tiempo, hacia la eternidad».

Y si Jesús, «vencedor del pecado, del miedo y de la muerte, nos dice que no temamos, no tengamos miedo, no nos hundamos en una vida sin esperanza, no renunciemos a la alegría de la Pascua. Al contrario, alimentemos la alegría de Jesús, que es el motor de la vida».

¿Cómo alimentar esta alegría?, se ha preguntado el Papa. Pues «como hicieron las mujeres: encontrando al Resucitado, porque Él es la fuente de una alegría que nunca se agota». Apresurémonos a buscarlo «en la Eucaristía, en su perdón, en la oración y en la caridad vivida». Y, ha pedido Francisco, «no olvidemos que la alegría de Jesús crece también de otra manera, como demuestran siempre las mujeres: anunciándola, dando testimonio de ella. Porque la alegría, cuando se comparte, aumenta».