Los ciudadanos españoles que votan en Cataluña este domingo, igual que los ciudadanos españoles que no voten o que voten en blanco, tienen una grave responsabilidad cívica y moral: decidir en conciencia, no lo que les digan. Desde hace semanas, desde que al Presidente de la Generalidad se le ocurrió dar rienda suelta a su paleto separatismo, los más lúcidos observadores políticos y los más prestigiosos creadores de opinión han dado razones más que suficientes para que el voto sea responsable en un proceso que, por ejemplo, César Alonso de los Ríos ha definido como «históricamente involucionista, socialmente regresivo, institucionalmente oportunista, culturalmente elitista y convivencialmente amenazador». José María Carrascal ha escrito que Mas «ha evitado la palabra más importante en este contencioso: independencia. De ahí que hable de estructuras de Estado, no de Estado soberano. De ahí que juegue con las elecciones y con el referéndum. Se trata de equívocos, la más alevosa forma de mentir, para evitar la realidad. Que es muy dura. Naturalmente que una Cataluña independiente seguiría estando en Europa. Pero no en la Unión Europea. La Unión Europea es un club privado, que, como todos, tiene reglamentos. Y si un socio no los cumple sale del club».
En este delirante proceso separatista, desleal e ingrato, insolidario donde los haya, tiene que oír y leer uno cosas como las que dice la cantante María del Mar Bonet: «Siempre he vivido Cataluña como un país, es lógico que tenga un Estado». Un Estado ya lo tiene, se llama España, y a la hora de cobrar bien se acuerdan de él en español: 2.846 millones acaba de inyectarles el Gobierno español –o sea, usted y yo– para rescatarles de sus impagos. O tiene uno que leer en un periódico tan amigo de España como el Corriere della Sera, unas declaraciones del señor Pujol en las que dice: «España se ha equivocado en todo. Mejor la Cataluña independiente». ¿Y esto lo descubre Pujol a los 82 años, después de haber estado toda su vida beneficiándose de la España que se equivoca en todo? ¿Cuántos han sido los tontos útiles que se han dejado engañar por gente así durante años? A lo mejor Suiza es el Estado que no se equivoca nunca… A raíz del presunto escándalo destapado por El Mundo, cuyo director ha dicho en la COPE: «Pocas veces un medio ha podido afrontar una querella con un respaldo documental tan sólido», los dirigentes de la Cataluña actual se quejan de daños a Cataluña. Aparte de que confunden a Cataluña con ellos mismos, que ya es confundir, quienes verdaderamente dañan a Cataluña son quienes se quedan con el 4 % de comisión de cada adjudicación de obras y servicios, desde ni se sabe cuánto tiempo. No sé si se lo van a creer ustedes, pero el domingo pasado también El Mundo publicó una página entera en la que, bajo el título Nuestra Cataluña, el firmante sostiene que «la independencia es un tránsito a la soledad, a una soledad fría y ahistórica». ¿Saben ustedes quién es el firmante? Un tal José Luis Rodríguez Zapatero, que, por si la gente no se acuerda, dice El Mundo que fue presidente del Gobierno. Sí. Entonces no contaba nubes, aprobaba Estatutos y facilitaba lo que ahora está sucediendo.
Montoro ha pintado una viñeta para La Razón en que un niño le pregunta a su padre: ¿Papá, qué es una huelga general? El padre responde: Un día en el que, para poder ir a trabajar, te tienes que pelear con unos señores a los que pagas para que no te dejen ir a trabajar. Dice el niño: No lo entiendo…; y el padre concluye: No lo entenderás mejor cuando seas mayor… Bueno, pues eso. El coste de la huelga general, que de general tuvo más bien poco, no evitó, sin embargo, la pérdida de unos 4.000 millones de euros, de esos que tanto nos sobran. Con ellos, se podría haber evitado el 80 % de los desahucios. La gente normal se pregunta: ¿Por qué protestan los de UGT y CC. OO. por una reforma laboral que ellos aplican en sus ERES sindicales? ¿Y por qué los costes de los actos vandálicos de los piquetes no se les hace pagar a los sindicatos? ¿Por qué se considera legal lo que fuera de una huelga sería delictivo? Hay muchas más preguntas, pero las dejamos para otro día.