Misión difícil (pero no imposible) para el Papa - Alfa y Omega

Misión difícil (pero no imposible) para el Papa

Benedicto XVI se convertirá mañana en el primer Papa que visita Chipre, territorio del Patriarcado de Jerusalén. En este Viaje, el Papa hará entrega del documento de trabajo para el Sínodo de Oriente Próximo, que se celebrará en el Vaticano, en octubre. La Visita supone también un reto importante en las relaciones con la Ortodoxia, que han encontrado en esta isla no pocos obstáculos. Y se espera también que el Viaje contribuya a impulsar el proceso de reunificación con el norte turco-chipriota

Jesús Colina. Roma
Benedicto XVI ora ante el Muro de las Lamentaciones, de Jerusalén, durante su Visita a Tierra Santa, en mayo de 2009.

El Papa se juega mucho en la decimosexta —¡ya van 16!— peregrinación apostólica internacional de su pontificado. El viaje a Chipre, que concluirá el 6 de junio, será coronado con la publicación del documento de trabajo (instrumentum laboris) de la asamblea eclesial de esa región en la que nació la Iglesia, pero en la que corre hoy el riesgo de ser expulsada, a causa del conflicto entre israelíes y palestinos y de la expansión de un Islam combativo.

La cuestión del Islam estará latente durante esos tres días en Chipre, país que forma parte de la Unión Europea desde mayo de 2004, pues la visita papal tiene lugar en pleno debate internacional sobre la ocupación militar turca de una tercera parte del territorio desde 1974, que ha instaurado la República Turca del Norte de Chipre.

El otro gran desafío que plantea al Papa este viaje es el diálogo ecuménico con la Iglesia ortodoxa, prioridad de este pontificado, pues entre los más de 800.000 habitantes de Chipre, el 78 % son ortodoxos, mientras que los musulmanes son el 18 %. Los católicos constituyen el 3,15 % de la población.

Tierra Santa

Pero más allá de las implicaciones ecuménicas, o incluso políticas, del viaje, el Santo Padre vuela ante todo como peregrino a Chipre, isla que desempeña un lugar destacado en los Hechos de los Apóstoles. El padre jesuita Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha explicado que, para el Papa, éste es el primer motivo del viaje. «De Chipre procede Bernabé, uno de los primeros que se unieron a la comunidad de los apóstoles en Jerusalén. Chipre es la primera etapa, ajetreada y fecunda al mismo tiempo, del primer viaje misionero de Pablo, Bernabé y del futuro evangelista Marcos», recuerda. «Basta con una mirada al mapa para comprender que Chipre es un cruce estratégico y, por tanto, cultural y espiritual, en la región, con una historia que para nosotros está íntimamente unida a la de Tierra Santa». De hecho, la isla forma parte del Patriarcado Latino de Jerusalén.

El Viaje, en Popular María+Visión

Popular María+Visión ofrecerá mañana en directo la llegada del Papa al aeropuerto internacional de Paphos y la ceremonia de bienvenida, a partir de las 13 horas. Al día siguiente, a las 09:45 horas, la cadena retransmitirá el encuentro con la comunidad católica de Chipre que el Papa mantendrá en el Campo de Deportes de la escuela de San Marón, de Nicosia. Además, a las 16:30 horas, ofrecerá la Santa Misa con sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos, catequistas y exponentes de movimientos eclesiales de Chipre en la iglesia parroquial latina de la Santa Cruz de Nicosia. El domingo 6 de junio, a las 08:30 horas, se emitirá la Santa Misa con ocasión de la publicación del Instrumentum laboris de la Asamblea especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, en el Pabellón de Deportes Eleftheria, de Nicosia.

Para Benedicto XVI, la isla se convierte en una nueva etapa de esa gran peregrinación que está realizando, y que, en abril, le llevó a otra de las islas mediterráneas visitadas por san Pablo, Malta, y que antes había realizado a Tierra Santa (Jordania, Israel y los territorios palestinos) en mayo de 2009.

Un Sínodo sin precedentes

En la mañana del domingo, el Papa publicará el documento de trabajo de la Asamblea especial, para Oriente Medio, del Sínodo de los Obispos, durante la misa que presidirá en el Pabellón de Deportes Eleftheria, de Nicosia. Después, almorzará con los Patriarcas y obispos del Consejo especial de ese sínodo. De hecho, que esta convocatoria tenga lugar en Chipre no es casualidad, pues esta isla es quizá el único país de Oriente Próximo (quizá junto a Egipto) en el que pueden recibir visados los Patriarcas, obispos, cardenales, sacerdotes… de países como Israel, Siria o el Líbano.

Monseñor Joseph Soueif, arzobispo de los maronitas de Chipre, nombrado por el Papa secretario especial de ese sínodo, confiesa que «las expectativas y la importancia de este Sínodo son realmente muchas. Pienso que el Santo Padre, después de haber visitado muchas zonas de Oriente Próximo, se ha sentido llamado a convocar este Sínodo que ya en su título muestra su orientación: La Iglesia católica en Oriente Medio. Comunión y testimonio». Como recuerda el prelado, el Papa ha añadido al lema del sínodo una frase de los Hechos de los Apóstoles: «La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma». Esta cita —aclara— explica cuál es el primer desafío que se plantea a los cristianos en Oriente Medio: la unidad. «Se trata de vivir la comunión a nivel de los fieles, de los cristianos, de los católicos, pues el fundamento del testimonio es la comunión. ¡Cuando no hay comunión, no hay testimonio!», afirma. De esta comunión, basada en la unión con Dios, «surge todo el proyecto de la paz, de la reconciliación», que el sínodo busca promover, «pues sólo el amor y la paz pueden construir a la persona humana y la sociedad».

Diálogo con los ortodoxos

Las crónicas periodísticas que preceden a este viaje insisten en la provocadora oposición que algunos monjes ortodoxos radicales están presentando a la visita papal. Es probable que no falte algún episodio pintoresco de protesta, como ya ha sucedido en el pasado. Pero el Papa cuenta en Crisóstomos II, arzobispo de Chipre, uno de los más grandes aliados en el escenario internacional desde su elección en noviembre de 2006.

El líder ortodoxo está trabajando para organizar el primer encuentro de la historia entre el Patriarca ortodoxo de Moscú, Cirilo I, su amigo personal, y el Papa. Al mismo tiempo, ha encontrado en Benedicto XVI a uno de sus mejores aliados para afrontar la difícil situación que vive su Iglesia en los territorios ocupados por Turquía en el norte de la isla. Iglesias en las que han sido bautizadas generaciones enteras de chipriotas han sido convertidas en establos o en salas de fiestas. Muchos iconos han sido profanados. Y Crisóstomos II ve en Benedicto XVI a un portavoz único en el escenario internacional en defensa de la libertad religiosa.

Encuentro de Benedicto XVI con el arzobispo ortodoxo de Chipre, Crisóstomos II, en Nápoles, en 2007.

Hace un año, el arzobispo se refería a la división entre católicos y ortodoxos en estos términos: «Durante mil años nos hemos enfrentado en una actitud hostil. Hizo falta el histórico encuentro entre Atenágoras y Pablo VI, en 1964, en Jerusalén, para iniciar el diálogo de la caridad. Pero hoy hemos entrado en una nueva fase, la del diálogo teológico, una tarea trabajosa, pero entusiasmante». Y proseguía: «Yo tengo confianza: quizá hagan falta décadas y no sólo años, pero un día nos encontraremos unidos. Benedicto XVI es un profundo conocedor de la teología, no sólo de la tradición occidental, sino también de la oriental. Es un gran pensador y esto es muy importante para los católicos, pero también para los ortodoxos. Sus juicios sobre el mundo contemporáneo nos encuentran en sintonía total».

La atención se centra en el encuentro ecuménico en el que el Papa participará en la tarde de este viernes en el Arzobispado de Nicosia. El mismo Papa ha querido que su primer acto importante en la isla sea un gesto de amistad hacia Crisóstomos II y a su Iglesia en el área arqueológica de la iglesia de Agia Kiriaki Chrysopolitissa, de Paphos.

La cuestión turca

El Papa llega apenas días después de que los líderes de la isla, el presidente greco-chipriota Dimitris Christofias y el recién elegido presidente de los turco-chipriotas separatistas, Dervis Eroglu, hayan retomado las conversaciones de paz tras una pausa de dos meses. El padre Umberto Barato, franciscano, vicario del Patriarcado Latino de Jerusalén para Chipre y representante del nuncio apostólico, no oculta sus esperanzas: «Parece que el nuevo presidente quiere retomar el diálogo donde lo había dejado su predecesor, sin comenzar desde cero. Por tanto, esto parece un punto positivo».

«¡Mantenemos la esperanza, pero la manera en que se logrará la reunificación de la isla es un misterio! —añade—. Algunos querrían ver Chipre unido, como era antes, pero esto es imposible… Habrá dos entidades, y la manera en que se unirán no lo sabemos. Esperamos que, no sólo los dos líderes de la isla, sino también las fuerzas políticas que están detrás, como Turquía o los Estados Unidos, ayuden a resolver el problema, de una manera pacífica y justa para todos».