Mi padre no quería que yo fuera sacerdote - Alfa y Omega

Mi padre no quería que yo fuera sacerdote

El progenitor de Guillermo Ara cambió de parecer tras sufrir un accidente y ver el acompañamiento del Seminario de Madrid

Rodrigo Moreno Quicios
Guillermo Ara en la grabación junto a su padre, Pedro
Guillermo Ara en la grabación junto a su padre, Pedro. Foto: Rodrigo Moreno quicios.

Antes de ingresar al seminario, Guillermo Ara ya había barajado estudiar con el Ejército en Zaragoza, había empezado el Grado de Ingeniería Industrial y lo dejó para comenzar Ingeniería Agrícola. Por eso, cuando dijo en casa que quería ser sacerdote, «mi padre me dijo: “Este es el último primero que te pago”». Por alusiones, sentado a su lado en la cafetería del Seminario Conciliar de Madrid, Pedro Ara se justifica: «Me daba un poco de miedo por él, porque me parecía un camino muy duro y muy solitario». Ellos son una de las parejas de padre e hijo que protagonizan el vídeo que la archidiócesis de Madrid lanzará antes de la festividad de san José con motivo del Día del Seminario. Trasladado al domingo más próximo, se celebrará este 16 de marzo con el lema Sembradores de Esperanza.

Pedro Ara nos cuenta que su preocupación de padre se esfumó cuando él mismo sufrió un accidente grave caminando cerca de la carretera y «noté todo el cariño de la comunidad». Tardó algo en poder percibirlo, pues sufrió un traumatismo craneoencefálico, se rompió las costillas, la pelvis, se perforó los dos pulmones y tuvo graves lesiones de estómago, por lo que pasó los primeros 18 días en coma. Después permaneció dos meses en cuidados intensivos y, en total, estuvo cuatro meses y medio hospitalizado. «Todo el seminario se volcó, fue un gran apoyo para mi familia, para Guillermo y para mí», recuerda casi dos años después. Por tanto, aunque tenía buena intención en su momento y dio a su hijo el mejor consejo que se le ocurrió, ahora considera que «lo que le dije a Guillermo de que era un camino solitario fue un error». Un error sin consecuencias, pues «soy hombre fácil» y su hijo ingresó igualmente, y que no le ha impedido ver, ahora que está en sexto curso, «que el Señor le lleva por buen camino y está feliz». «Ahora tiene una familia nueva», considera.

Guillermo explica que, con sus estudios anteriores, «lo que iba buscando eran cosas. Pero en la vocación sacerdotal lo que estoy buscando es la voluntad de Dios y coincide con quien soy». Según ha ido completando los cursos, «cada vez encontraba más paz». A un año de ordenarse diácono, recalca que en el Seminario Conciliar de Madrid «ha crecido mi relación con Cristo y he comprendido que su llamada es más grande, me supera a mí y a lo que yo pueda pretender».

«No están solos»

Por su parte, Antonio Secilla, rector del Seminario Conciliar de Madrid, explica que este Día del Seminario que se celebra en el domingo a las puertas de la festividad de san José —pues los curas son también padres espirituales— «tiene como finalidad acercar el seminario a la diócesis». Se hará de manera muy práctica: durante ese fin de semana, los 88 aspirantes a sacerdotes «irán a esos lugares donde no suele haber presencia de seminaristas durante el resto del año, para que se conozca el testimonio de quienes se están formando aquí».

Antonio Secilla

Antonio Secilla quiere «compartir el testimonio de los que se forman aquí». Foto: Seminario Conciliar de Madrid.

El encuentro es bidireccional, pues permite tanto que los fieles conozcan a los seminaristas como que estos se acerquen a distintas realidades de la diócesis. El movimiento sigue las intuiciones del cardenal José Cobo cuando explica que el seminario no debe ser exclusivamente un edificio en el que retirar a los aspirantes, sino que debe sacarlos a la vida comunitaria. «No están solos, no están abandonados y no están desesperanzados porque hay alguien que llena sus corazones, que es Cristo», añade Secilla.

Y adelanta que, entre los actos en torno al Día del Seminario, también «vamos a tener una Eucaristía el día 18 junto a nuestros hermanos del Redemptoris Mater», vinculado al Camino Neocatecumenal, «para celebrar en Madrid el Jubileo de los Seminaristas». Será en la catedral de la Almudena, se admitirán a órdenes a los que hayan discernido ese paso y «será un momento de gozo y alegría para ellos, las familias y quienes nos quieran acompañar».

Un año del consejo asesor
Leticia Arroyo

Leticia Arroyo, miembro del consejo asesor del Seminario Conciliar de Madrid, que acaba de cumplir un año de vida, subraya que después «de lo que hemos experimentado, cada vez queremos más al seminario». Formado por siete personas de todas las edades y realidades vocacionales, «tiene como función caminar al unísono con él para acercarlo a la vida de la diócesis» y viceversa.

Entre sus acciones concretas, aparte de reunirse periódicamente, está el compartir de vez en cuando mesa con cada curso y sus formadores. Arroyo explica que en estos almuerzos —ya se han celebrado ocho—, «se habla del tipo de pastoral que hacen en las parroquias y nos lanzan preguntas sobre cómo los podemos ayudar».