México se prepara para recibir al Papa. Benedicto XVI visita un país castigado por la violencia - Alfa y Omega

México se prepara para recibir al Papa. Benedicto XVI visita un país castigado por la violencia

Cuando Benedicto XVI anunció su inesperada intención de visitar México, del 23 al 26 de marzo, muchas personas se encargaron de recordarle que, en medio de la actual guerra contra el narcotráfico, hay pocos países tan peligrosos como éste. La violencia es considerada hoy el principal problema que azota México

Jesús Colina. Roma
Estatua de Cristo Rey, del Cerro del Cubilete, en Guanajuato, uno de las ciudades de México que visitará Benedicto XVI.

El Santo Padre no ha prestado oídos a quienes le han desaconsejado visitar el país por la violencia. Y la respuesta papal ha sido aún más clara: precisamente la situación de terrible violencia que vive el país hace que su Visita sea más necesaria. Es la manera tangible con la que el obispo de Roma manifiesta a ese pueblo y a su Iglesia su cercanía y consuelo en momentos dramáticos.

Entre diciembre de 2006 y enero de 2012, se calcula que han muerto en México alrededor de 60 mil personas a causa de enfrentamientos entre bandas de narcos, y de éstos con representantes de la autoridad. En este número, se incluyen no sólo a los narcotraficantes, sino también a los efectivos de los cuerpos de seguridad y civiles. Uno de los hechos más sangrientos tuvo lugar el pasado 19 de febrero, cuando un comando armado, perteneciente a Los Zetas, entraba en la cárcel del municipio de Apodaca, en Nuevo León, liberaba a 30 de sus miembros, y asesinaba a 44 reos pertenecientes al cártel rival del Golfo.

En medio de este clima, el pastor que acogerá al Papa en la archidiócesis de León Guanajuato, monseñor José Guadalupe Martín Rábago, habla de sus esperanzas ante la visita papal: «Estamos viviendo momentos difíciles, sobre todo por la violencia. Esperamos una palabra que nos conforte en medio de esta situación, que nos dé consuelo, y que al mismo tiempo nos ayude a comprometernos para crear un clima más pacífico, más fraterno, más solidario, que sea un apoyo para seguir construyendo esta patria nuestra tan golpeada en este momento por la violencia».

Un problema global

El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), monseñor Carlos Aguiar, confirmaba, tras encuentros con representantes de la Santa Sede para la organización de la visita: «Yo puedo decir que el Papa ahorita conoce perfectamente que nuestro gran problema, el número uno, es la inseguridad y la violencia, la falta de una articulación ciudadana para construir la paz. Y sobre todo, también, es consciente de que este problema, por el cual se ha originado la inseguridad y la violencia, no es un problema sólo de México, sino que es un problema global y particularmente relacionado con Estados Unidos», añadía el presidente del episcopado Mexicano.

En declaraciones telefónicas, monseñor Martín Rábago explica a este semanario que el Papa ofrecerá este mensaje basándose en el mismo Evangelio: «Esperamos una palabra que nos invite a lanzarnos, a ir a aquellos que aún no conocen a Cristo, y a alentarnos a tomar con más decisión la labor nuestra, como católicos, como cristianos, para que Cristo sea conocido en el mundo y de manera particular en México».

Evangelizar el continente

Este mensaje, el Papa lo ofrecerá de manera particular el 25 de marzo, cuando presida la Eucaristía en un parque situado al pie del Cristo Rey del cerro del Cubilete, en el centro geográfico de la República, donde se congregarán unas 350.000 personas. «Es el evento central y esperamos su palabra —afirma el prelado—. La esperamos con mucha ansia. Sin duda alguna, será una palabra evangelizadora, que vendrá a traer a nuestras naciones latinoamericanas, y particularmente a México, lo que tanto necesitamos: una invitación a comprometernos en la labor evangelizadora de la misión continental».

Se trata de la gran misión que surgió de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM), clausurada por el Papa en Aparecida (Brasil), en mayo de 2007, y que ha movilizado a todas las diócesis de los países hispanoamericanos. Y es que, como dice monseñor Martín Rábago, aunque en este Viaje el Papa visita México y Cuba, en realidad, se trata de toda una Visita al continente americano, para impulsar la obra evangelizadora que él mismo apoyó en su Visita a Brasil y que ahora está comenzando a recoger sus frutos.

Se trata, por tanto, de un Viaje decisivo para la Iglesia, dado que en este continente, del norte al sur, viven casi la mitad de los católicos del planeta, evangelizados en buena parte por los misioneros españoles. De evangelizadas, las Iglesias del nuevo mundo están llamadas a convertirse ahora en evangelizadoras.