Mediterráneo
Aprendimos en el colegio los vientos del Mediterráneo y como, por aquellos días, la memoria contaba para adquirir conocimientos y el hipocampo se estimulaba debidamente, los nombres de los vientos permanecen con nosotros.
Las costas bañadas por el Mare Nostrum fueron escenario de nuestra infancia, allí adquirimos el olfato para el misterio de lo que puede ser sondeado hasta cierto punto. La nodriza del escritor Erri de Luca le dijo, cuando era niño, que esperaba de él que Dios le hiciera rico, «rico como el mar», que es la riqueza más verdadera. Todos los niños que miran al mar se hacen, torpemente o sin apenas saberlo, una pregunta, ¿de dónde viene tanta agua? Por eso quizá el origen del Mediterráneo nazca de los mitos clásicos, que intentan aproximarse a una razón primordial, la gran paridora del ser y de la belleza.
Así nos lo cuenta la exposición del Caixa Forum de Madrid, que puede verse hasta el 5 de enero del año que viene. Fue Zeus quien se disfrazó de toro para raptar a la fenicia Europa y llevársela en sus lomos para fundar un continente. Los argonautas acompañaron fidelísimamente a Jasón para buscar el vellocino de oro; toda su aventura es una muestra del afán del hombre por ir siempre más allá, por no quedarse satisfecho. Hay una bellísima escultura del año 180 de nuestra era en la que se aprecia cómo Ulises (la razón, el ejercicio del pensamiento) ofrece un cuenco de vino al monstruo Polifemo (la bestia, el puro instinto) para sacarlo de su cueva, todo un gesto del triunfo de la reflexión sobre la irracionalidad. Así llegamos al gran siglo de Sócrates y Platón. El itinerario de la exposición es bellísimo, con exponentes de artes mayores y menores de cada tiempo.
Al final de la ruta, se nos cuenta que Cristo se diferencia de los antiguos mitos por su ascendencia judía, ya que el resto de las divinidades se alimentan de la cultura griega y oriental. Por fin, parece que se han superado, por vanos, los estudios que consideraban la fe cristiana fruto de una exposición a las culturas orientales. Pero echo en falta la posición del cristianismo de parte de la razón y no del mito. Muchos Santos Padres dijeron que, igual que Dios condujo a los judíos por los profetas, a los paganos los llevó de la mano gracias a la filosofía.