Manos Unidas alerta del analfabetismo de 763 millones de personas

Manos Unidas alerta del analfabetismo de 763 millones de personas

«La educación es un derecho humano fundamental, que posibilita la realización de otros derechos», recuerda María José Hernando, del departamento de Estudios de la ONG

Redacción
En el mundo hay 244 millones de niños sin escolarizar. Foto: Manos Unidas / Marta Carreño Guerra.

Este vienes 8 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Alfabetización, una jornada en la que Manos Unidas recuerda que «la educación es un derecho humano fundamental, que posibilita la realización de otros derechos». La entidad aboga por «una educación que posibilite una vida y un futuro dignos para todas las personas y comunidades», explica María José Hernando, del departamento de Estudios de la ONG. Cabe señalar que la entidad benéfica destinó más de 40 millones de euros a un total de 684 proyectos educativos entre 2019 y 2022.

Según la UNESCO, en el mundo más de 763 millones de jóvenes y adultos mayores de 15 años carecen de habilidades básicas de lectura y escritura. También hay 244 millones de niños y jóvenes sin escolarizar. Se trata de «uno de los mayores obstáculos para que esas personas y sociedades puedan salir de la pobreza y para impedir que esta sea hereditaria y se trasmita de generación en generación».

La educación es, también, un factor fundamental para la creación de sociedades pacíficas y sostenibles. «Los programas de alfabetización ayudan a fortalecer los valores democráticos, la convivencia pacífica y la solidaridad comunitaria», subrayan desde la UNESCO. Unas declaraciones similares a las del cardenal Berhaneyesus Souraphiel, arzobispo de Adís Abeba, que en una visita a las instalaciones de Manos Unidas consideraba la educación la única manera de cambiar las actuales circunstancias que enfrenta el país del Cuerno de África, inmerso en una espiral de violencia, que ha impedido a muchos estudiantes acudir a las aulas durante casi tres años.

Las grandes desigualdades en materia de educación se manifiestan fundamentalmente en las mujeres y niñas, a pesar de que «la educación y la alfabetización de este 50 % de la población reduce las cifras de matrimonios precoces infantiles, mejora las tasas de mortalidad materna e infantil y la nutrición y la educación de las familias». Además, una mujer «educada» tiene muchas más posibilidades de participar en las decisiones que se tomen en el seno de sus familias y sus comunidades, concluye Hernando.