Los yihadistas que lo habían secuestrado se ofrecieron a lavarle la ropa - Alfa y Omega

Los yihadistas que lo habían secuestrado se ofrecieron a lavarle la ropa

El padre blanco alemán Hans Joachim Lohre pasó 371 días en manos de una filial de Al Qaeda en Malí. De ellos, asegura que 368 los pasó con una profunda consolación espiritual

Redacción
El misionero Hans-Joachim Lohre durante una visita a Suiza poco después de su liberación
El misionero Hans-Joachim Lohre durante una visita a Suiza poco después de su liberación. Foto: Kirche In Not (ACN).

«No te preocupes, nosotros somos los buenos. No somos como el Estado Islámico, que ha matado a gente como tú». Fue la sorprendente frase de presentación que el padre blanco alemán Hans Joachim Lohre escuchó cuando en noviembre de 2022 lo secuestraron en Malí combatientes del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM por sus siglas en árabe), vinculado a Al Qaeda.

Efectivamente, Lohre —conocido por los malienses como Ha-Jo— se sintió desde el principio «completamente tranquilo» y sin «ningún miedo. Sabía que los rehenes de JNIM suelen ser bien tratados». Y así fue. Como en toda África, también para sus captores «la hospitalidad es un punto importante; especialmente el respeto a los mayores». Nunca lo maltrataron, asegura. Incluso una vez, al quitarse la camisa para lavarla, uno de ellos inmediatamente se ofreció a hacerlo por él. Desde ese día, le preguntaban cada semana si tenía algo para lavar. «Hicieron todo lo posible para que no me faltara de nada», asegura.

Son algunas de las anécdotas que en las últimas semanas ha compartido Lohre en diversas entrevistas, concedidas después de su liberación el 25 de noviembre del año pasado. En ellas, ha relatado a medios como Vatican News o la agencia Fides su particular «año sabático», después de llegar a Malí en 1981.

En guerra con Alemania

Explica que los primeros meses pasaba mucho tiempo con los miembros más jóvenes del grupo, «hablando de la fe musulmana y de la fe cristiana». Cuenta, por ejemplo, que cuando preguntó a los yihadistas si lo habían secuestrado por ser sacerdote y misionero, le respondieron que no. «Alemania está en guerra contra nosotros: tiene soldados en Gao y entrena al Ejército maliense con la Unión Europea», le dijeron sobre su país de origen. «La toma de rehenes es nuestra venganza».

En otro momento, le quisieron explicar que secuestraban por tres razones: «Porque Occidente, Europa y América están en guerra con los musulmanes»; para pedir rescates y para evitar que lleguen al país más europeos para impulsar «comportamientos que no se corresponden con nuestra cultura».

Pero, sobre la base de que ellos y él actuaban movidos por razones religiosas, «nos respetábamos». Asumió que los guardias simplemente cumplían el «trabajo» de vigilarle y «siempre tuvimos relaciones educadas, respetuosas y algunas incluso amistosas». De hecho, el jefe de los secuestradores «me pidió que “algún día” los perdonara, cosa que yo ya había hecho». También los jóvenes estaban «preocupados por si podían haber hecho algo que me dañara». Por último, el mismo «conductor del coche que me llevó a la libertad me pidió perdón por cualquier problema que hubiera podido tener».

En cuanto a su vivencia interior, el padre blanco confiesa que este año en cautividad ha sido como unos largos ejercicios espirituales. De hecho, durante el Ramadán se predicó a sí mismo un retiro de 30 días al estilo de san Ignacio de Loyola. Además, cada día dedicaba dos horas a celebrar la Eucaristía con un poco de pan pero sin vino. La ofrecía «por las intenciones del mundo, de la Iglesia, de mi familia y amigos, de mis hermanos de comunidad, del pueblo de Malí, del diálogo interreligioso».

Además, después de comer rezaba el rosario durante una hora, y por la noche meditaba sobre un pasaje del Evangelio. Su jornada se completaba con un paseo de media hora diario y escuchando las noticias de la Iglesia en el mundo a través de Radio Vaticano. Esto le permite afirmar que «de los 371 días de mi cautiverio, pasé 368 en una profunda paz y consolación. ¿Quién puede decir lo mismo?».