Los sacerdotes y catequistas de Makeni sobreviven gracias a OMP en tiempos de COVID-19
La diócesis de Makeni, en Sierra Leona, es de las primeras que se han beneficiado del fondo extraordinario de Obras Misionales Pontificias para hacer frente al coronavirus en los territorios de misión. Este sábado se cumplen dos meses de su puesta en marcha, y la generosidad se sigue notando
Aunque en la diócesis de Makeni, en Sierra Leona, el último caso de ébola se produjo en 2016, «las minas de hierro todavía están cerradas. La economía no se ha recuperado del todo». Monseñor Natalio Panganelli, su obispo, teme que con el COVID-19 pase lo mismo. Las cifras del coronavirus no son malas: 914 casos, con 47 fallecidos y 5.000 personas puestas en cuarentena. «Pero se han creado tensiones en el país. Con las prohibiciones mucha gente no puede vender lo que produce. Ya ha habido algunos enfrentamientos en dos ciudades de mi diócesis. También se ha profundizado la tensión entre el norte y el sur, y entre los dos principales partidos políticos», relata a Alfa y Omega.
El obispo, javeriano italiano, comparte una imagen que le impactó especialmente. Fue en marzo, el primer domingo del confinamiento, cuando acudía a la emisora de Radio María para celebrar Misa. «Pasé por delante de la catedral y vi a toda la fila de mendigos que esperan allí todos los domingos. Ciegos, personas con discapacidad, etc. Probablemente no sabían que las iglesias estaban cerradas. Se me despertó el corazón: ¿Qué iba a hacer esa gente que vive de mendigar los viernes en las mezquitas y los domingos en las iglesias?».
Monseñor Panganelli ha puesto en marcha todos los recursos posibles para atender esta y otras muchas necesidades. Envió a Cáritas diocesana a comprobar la situación en los lugares donde viven estas personas y ver si se podía enviar ayuda de alimentos («no podemos nada más»), y pidió ayuda a Manos Unidas para asistir a las familias. «También solicité a la Facultad de Salud Pública de nuestra universidad católica que una psicóloga preparara algunas orientaciones para dar a los sacerdotes sobre cómo asistir en ese ámbito a las personas que han estado ingresadas o en cuarentena».
Ayuda para los sacerdotes… y a través de ellos para todos
Pero había una realidad que le preocupaba especialmente: el sustento de los 45 sacerdotes, los 64 religiosos y 49 religiosas y los 210 catequistas laicos. «Los sacerdotes y religiosos aquí no tienen un sueldo fijo, viven de lo que la gente da en Misa. Los catequistas también se benefician de esas ofrendas por su labor, y ahora tampoco están teniendo ingresos por lo que producen en el campo o su trabajo en los colegios».
Por eso decidió pedir ayuda a Obras Misionales Pontificias, a cuenta del fondo de emergencia que inauguró el Papa Francisco con una aportación de 750.000 dólares el 6 de abril, hace dos meses, . Hizo especial hincapié en que los catequistas se pudieran beneficiar, pues «son ellos los que sostienen muchas comunidades. Ayer estuve en una parroquia con un solo sacerdote pero 20 capillas, de las que se encargan ellos. Y además tienen familia. Gracias a Dios, lo entendieron muy bien».
En los últimos días de mayo, Makeni y cada una de las diócesis de Sierra Leona recibieron 10.000 euros para este fin. Con ello están ofreciendo a los catequistas «un poco de arroz, cubitos de caldo, cebollas y sal», para que ellos completen con lo que puedan producir en el campo.
También se está financiando el sustento de los sacerdotes, que durante este tiempo no han dejado de trabajar. «Están visitando o hablando por teléfono con todas las familias de sus parroquias, y también con los que están ingresados o en cuarentena. Además les he pedido que intensifiquen la oración y el estudio, como pidió el Papa, también para dar apoyo al pueblo». El obispo se muestra convencido de que la ayuda recibida de OMP para ellos «la repartirán con su gente: los sacristanes, otras personas que les ayudan» y los necesitados de cada parroquia.
Muchas pequeñas aportaciones
De esta forma, Makeni y sus sacerdotes son algunas de las primeras realidades en beneficiarse del fondo de emergencia de OMP. Aunque la sede central de Roma aún no ha presentado datos al seguir la campaña en curso, el director nacional de OMP en España, José María Calderón, está «muy contento y satisfecho con la respuesta» que ha habido en nuestro país.
«Está habiendo muchos donativos, aunque no sean de grandes cantidades», abunda. Sobre todo, si se tiene en cuenta que esta campaña ha coincidido en el tiempo con la de la Jornada de Vocaciones Nativas. «Y las dos han salido bien dentro de las limitaciones de estos momentos. Evidentemente el ritmo ahora no es el mismo que al principio, pero siguen llegando donativos».
Tal vez parte de ellos lleguen a la diócesis de Soroti, en Uganda, cuya solicitud de ayuda ya ha sido aprobada desde Roma. Allí, la pandemia ha obligado a «buscar enfoques alternativos para cumplir nuestro mandato apostólico», explica el obispo, monseñor Joseph Eciru Oliach.
Sus 80 sacerdotes, además de tener el mismo problema de sostenimiento que en Makeni, han tenido que hacer frente a costes extra, como los que les pedían algunas radios locales a cambio de permitirles transmitir la Misa por las ondas. «Es la mejor opción para llegar a ellos, porque la mayoría de los fieles tienen un acceso muy limitado a los medios digitales». Además, el confinamiento ha encarecido mucho el precio de productos como las formas y el vino para Misa.
Con el dinero que les ha concedido OMP, además de cubrir estos costes, se instalarán depósitos de agua en 20 parroquias que no tienen suministro, se prepararán materiales para difundir en las 5.000 comunidades de base, y se comprará material de protección.