Llantos de felicidad - Alfa y Omega

Cuando nuestro hijo mayor empezó la guardería nos dijeron que es bueno que los niños adoptados lloren cuando papá o mamá los dejan ahí por la mañana. Significa que están estableciendo un apego seguro y que el vínculo con ellos es fuerte. Su primer día le llevamos mi marido y yo de la mano, y no sabría decir quién estaba más nervioso de los tres. Salió a recibirle una profesora maravillosa, cariñosa y dulce con la que nuestro hijo se quedó bastante tranquilo; nos miró y nos dijo adiós con su manita. Nosotros nos miramos a los ojos llenos de preocupación: «No ha llorado», y en un mar de lágrimas nos fuimos.

Para tranquilidad de todos, unas horas después, en la recogida, lloró al vernos, y al día siguiente y todas las mañanas sucesivas siguió haciéndolo. Había vínculo, había seguridad, había apego: ¡había llantos! Con las niñas también hemos vivido con intensidad ese primer día de colegio y con gran alegría hemos celebrado sus llantos de comienzo de curso.

Este año ha sido diferente, no sé en qué momento se han hecho mayores. No ha llorado nadie, solo yo. Eso es apego, vínculo y tradición: «Mamá se queda llorando cuando nos lleva al cole». Pero esto es otro tema.

Durante días preparamos todo para el nuevo curso, materiales, libros, ropa de deporte, extraescolares… Empezaron nerviosos y con las preguntas típicas de principio de curso. ¿Cuál será mi clase? ¿Y si no la encuentro? ¿Y si ya no se acuerdan de mí? ¿Y si ya no son mis amigos? A esto había que añadir sus propios agobios: «¿Y si a Pepe le toca en mi clase y vuelve a decirme chino?». La segunda corroboró: «¡A mí también me decían china!». Y la pequeña les contó: «Anda, y a mí, pero mi profe les dijo que yo era china y española, las dos cosas a la vez y que mis padres, que me quieren con locura, hicieron un viaje larguísimo a China para que todos estuviéramos juntos».

Me encanta observarlos, escucharlos y ver cómo evolucionan. Los veo crecer y madurar y pienso: este también va a ser un gran curso, tendrán dificultades, ¿quién no las tiene? Pero tenemos ante nosotros la oportunidad de mirar hacia adelante y pensar en nuevos proyectos, nuevos objetivos y nuevas metas. Este año volvemos a poner en el punto de mira un posible viaje a China. ¿Y si este año sí? ¿Y si todo mejora y podemos viajar? Quién sabe si por fin podremos darle la estocada final a este virus y emocionarnos otra vez ante un nuevo comienzo de curso.