Un padre para 128 personas con discapacidad - Alfa y Omega

Un padre para 128 personas con discapacidad

Antônio Tavares de Mello es el padre o tutor de las 128 personas con discapacidad que atiende la Comunidad Niño Jesús, en Brasil. Muchos de ellos sufren las secuelas de intentos de aborto

María Martínez López
Los hogares de la comunidad incluyen un colegio de educación especial. Foto: Comunidad Niño Jesús

Tônio solo es ocho años mayor que su hijo Alexandre. Lo conoció en 1987, cuando este tenía 15 años y vivía en una clínica para niños con discapacidad de Río de Janeiro (Brasil) a la que había ido a hacer voluntariado por compromiso. «¿Quieres ser mi padre?», le preguntó. «Pero si tengo solo 23 años». «Podrías ser mi padre de corazón, porque yo nunca lo he tenido y tú tienes rostro de padre». Se quedó sin palabras. «Creo que aquel día Dios me adoptó como verdadero hijo», recuerda para Alfa y Omega el brasileño Antônio Carlos Tavares de Mello.

Tônio empezó a trabajar en el centro y a pasar cada vez más tiempo con los chicos. Un día incluso quiso dormir allí. Fue una noche muy fría, y de «un profundo infierno»: vio lo desatendidos que estaban, y cómo muchos eran agredidos. «No puede ser que no hagas nada», le espetó a Dios. «Entonces da tú la vida por ellos», sintió como respuesta.

Tras discernirlo con su obispo, en 1990 alquiló una casa para trasladarse con Alexandre, Marcelo y Miguel, a los que terminó adoptando. Así nació la Comunidad Niño Jesús. Les siguieron otras 125 personas con discapacidad, de todas las edades. 47 viven en la casa de Petrópolis (Río de Janeiro), donde vive él, y 78 en la de Brasilia.

Tavares es el responsable último, padre adoptivo de los que llegan de niños (más de 40, de los que 20 son aún menores) y tutor legal de los demás. Pero comparte su paternidad con laicos y laicas, célibes y casados, que forman parte de esta asociación privada de fieles. También cuentan con voluntarios y familias brasileñas y de otros países que colaboran con ellos o adoptan niños con necesidades especiales. «Vivimos el carisma de María y José, acogiendo en el silencio, la oración y el trabajo».

«No guarda ningún rencor»

El padre biológico de Álex mató a su madre de una paliza cuando él aún crecía en su seno. Ciego y con varios problemas más a causa de los golpes, hoy «su corazón está curado y no guarda ningún rencor», asegura Tavares. Trabaja en casa, limpia, es el encargado de abrir la capilla del hogar de Petrópolis y adora al Santísimo cuatro veces al día. También, siendo analfabeto, es compositor y cantante autodidacta. Ha grabado tres CD y ha cantado en tres JMJ. «El Santo Padre le tiene un gran cariño», asegura su padre.

Felipe, también invidente, acompaña a Álex y a Tavares en sus viajes. «Son portadores de una buena noticia», afirma. En 2019, durante un evento en el marco de la Conferencia de la ONU sobre las Mujeres en Nueva York, afirmó: «No os pedimos nada, este país es uno de los más ricos del mundo, pero de qué sirve si mata a los niños».

Gracias a la ayuda de Dios, asegura, puede ser plenamente padre de todos esos «hijos que no han salido de mí pero han entrado en mí». Se sabe al dedillo sus dolencias, y «por la noche paso un rato con cada uno antes de dormir». Nunca han querido ser un orfanato, sino una familia. Es lo que hace falta para «poner en ellos la noción de ser hijos» y sanar la herida del abandono.

O de cosas peores. «De nuestros 45 hijos de Petrópolis, a 27 intentaron abortarlos», subraya. Cuenta por ejemplo la historia de un niño anencéfalo de 9 años, el único vivo en todo el mundo con esa edad. Lo adoptaron con dos semanas, después de que su madre intentara acabar con él durante todo el embarazo. «La ciencia no puede explicar cómo vive aún». Tampoco por qué, cuando el Santísimo entra en su habitación, sonríe.

Un nuevo hogar en Portugal

La Administración brasileña acoge sus solicitudes de adopción con los brazos abiertos, porque «nadie quiere adoptar a estos niños». Aunque han visto avances en los últimos 30 años. Se han creado colegios de educación especial y se han puesto en marcha ayudas económicas. También la comunidad ha recibido bastante apoyo del Gobierno, gracias a la simpatía que sienten hacia ellos el presidente, Jair Bolsonaro, y su mujer.

Tavares ha visitado España para participar, en la Universidad CEU Abat Oliba, en la presentación de la película Human life, de Gustavo Brinholi. Espera además fomentar el grupo de voluntarios que los sostienen desde nuestro país. En estos momentos el apoyo español es fundamental, porque «estamos abriendo en Portugal, cerca de Fátima, nuestra primera casa internacional».

La otra cara de la Comunidad Niño Jesús es su labor como asociación provida. Mientras ponen en marcha dos hogares para embarazadas en dificultades, uno en Brasil y otro en Italia, de momento gestionan en su país un teléfono gratuito en el que les ofrecen ayuda y las derivan a otras entidades. «Si los niños vienen con discapacidad» y no se ven capaces de cuidarlos, «nos ofrecemos a adoptarlos». Pero, una vez tienen apoyo, «al final pocas entregan a sus hijos».

Brasil
Población:

211 millones de habitantes

Discapacidad:

8,3 % de la población tiene discapacidad grave

Educación:

1,3 millones de niños con discapacidad en programas inclusivos