Gaza es un desastre provocado por el hombre, un escándalo que nos interpela, una injusticia que clama al mundo una resolución. Hacemos un llamamiento a los líderes políticos para mejorar la situación humanitaria de la población de Gaza, asegurando el acceso a las necesidades básicas para que puedan tener una vida digna, las posibilidades de desarrollo económico, y la libertad de movimiento. En la situación desesperada de Gaza, nos hemos encontrado personas con esperanza. Nos sentimos alentados por nuestra visita a pequeñas comunidades cristianas, que día tras día, a través de muchas instituciones, consiguen llegar a los más pobres entre los pobres, tanto musulmanes como cristianos. Seguimos rezando y apoyando a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que trabajan en Gaza. Ellos llevan a cabo un ministerio de presencia, cuidando a niños discapacitados y a ancianos, y educando a los jóvenes. Su testimonio de fe, esperanza y amor nos ha llenado de esperanza. Ésta es precisamente la esperanza necesaria en este momento para lograr la paz, una paz que sólo puede ser construida sobre la justicia y la igualdad para ambos pueblos. Los palestinos y los israelíes necesitan desesperadamente esta paz. Las actuales conversaciones de paz se encuentran en un momento crítico. Ahora es el momento para garantizar que se cumplen las aspiraciones de justicia por ambas partes. Urgimos a los organismos oficiales para que no sean un obstáculo y se conviertan en líderes de la esperanza. Hacemos un llamamiento a que escuchen las palabras del Papa Francisco, quien recientemente dijo al cuerpo diplomático: «Es un signo positivo que se hayan retomado las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, y deseo que las partes asuman con determinación, con la ayuda de la Comunidad internacional, decisiones valientes para encontrar una solución justa y duradera a un conflicto cuyo fin se muetra cada vez más necesario y urgente» (13 de enero de 2014). Rezamos para que la visita del Papa a Tierra Santa refuerce la esperanza en la región. Creemos que una paz duradera es posible.
Encuentro de Obispos de Conferencias Episcopales con los Ordinarios de Tierra Santa
Del Comunicado final