León XIV continúa con el envío de ayuda humanitaria a Ucrania de su antecesor

«La caridad del Papa no conoce pausas ni fronteras». Con estas contundentes palabras, el cardenal Konrad Krajewski, limosnero pontificio, ha descrito la llegada de un camión cargado de ayuda humanitaria a Járkiv, una de las ciudades ucranianas más castigadas por los recientes bombardeos rusos. El vehículo, repleto de suministros, partió hace pocos días desde la basílica de Santa Sofía en Roma, símbolo de la comunidad ucraniana en la capital italiana.

«La caridad no se detiene jamás», ha insistido el cardenal al ser preguntado por este envío por los medios vaticano. Y habla de esa «tierra martirizada» que, como ya hizo el Papa Francisco, León XIV ha colocado en el centro de su corazón pastoral. Desde el inicio de la guerra, Santa Sofía se ha convertido en un verdadero centro de solidaridad, reuniendo aportaciones de toda la ciudad para apoyar a quienes más sufren.

La Limosnería Apostólica, fiel a su misión, ha enviado desde el Vaticano todo lo reunido en las últimas semanas: alimentos, artículos de primera necesidad, colchones, muebles reciclados, material para la infancia y más. «Incluimos también sillas y mesas que rescatamos de un hotel que las iba a desechar», ha explicado Krajewski. «En este momento necesitan absolutamente de todo», subraya el purpurado, consciente de la urgencia extrema que vive la población civil. Y el Papa León responde, con hechos.